¿Quién era el dios Baal?
Baal era el nombre del principal dios de los cananeos en tiempos del Antiguo Testamento. La adoración de Baal fue un problema para Israel durante todo el período de los jueces (Jueces 3:7) y prevaleció en el reinado del rey Acab del reino del norte de Israel (1 Reyes 16:31-33). Judá, el reino del sur, también luchó contra el culto a Baal. En 2 Crónicas 28:1-4 leemos: "De veinte años era Acaz cuando comenzó a reinar, y dieciséis años reinó en Jerusalén; mas no hizo lo recto ante los ojos del Señor, como David su padre. Antes anduvo en los caminos de los reyes de Israel, y además hizo imágenes fundidas a los baales. Quemó también incienso en el valle de los hijos de Hinom, e hizo pasar a sus hijos por fuego, conforme a las abominaciones de las naciones que el Señor había arrojado de la presencia de los hijos de Israel. Asimismo, sacrificó y quemó incienso en los lugares altos, en los collados, y debajo de todo árbol frondoso". El Señor juzgó a Judá permitiendo que el rey de Siria y el rey de Israel derrotaran a Judá en batalla y esclavizaran a cientos de miles de cautivos (2 Crónicas 28:5-7).
El nombre Baal se utilizaba para referirse a dioses de toda la zona. Por ejemplo, en Números 25:3 hay un Baal-peor. En Jueces 8:33 Baal-berit era adorado por los israelitas después de la muerte de Gedeón. En la creencia cananea, Baal era hijo de El y de la diosa Asera. Baal llegó a ser más poderoso incluso que El, derrotando a varios otros dioses en batallas. Con frecuencia se adoraba a Baal como dios del sol o de la tormenta.
Trágicamente, Jeremías 19:3-5 menciona el sacrificio de niños a Baal: "He aquí que yo traigo mal sobre este lugar, tal que a todo el que lo oyere, le retiñan los oídos. Porque me dejaron, y enajenaron este lugar, y ofrecieron en él incienso a dioses ajenos, los cuales no habían conocido ellos, ni sus padres, ni los reyes de Judá; y llenaron este lugar de sangre de inocentes. Y edificaron lugares altos a Baal, para quemar con fuego a sus hijos en holocaustos al mismo Baal; cosa que no les mandé, ni hablé, ni me vino al pensamiento".
El relato más conocido sobre Baal en las Escrituras es el enfrentamiento entre sus sacerdotes y el profeta Elías, un hombre temeroso de Dios. Elías desafió a 450 de los sacerdotes de Baal: el dios que respondiera al llamado para enviar fuego desde el cielo sería declarado el verdadero Dios. Cuando el Señor respondió a Elías, enviando fuego suficiente para consumir la ofrenda, el altar y el agua que lo rodeaba, el pueblo adoró al Señor y mató a los profetas de Baal (1 Reyes 18).
Con frecuencia, las Escrituras mencionan a Baal como un dios pagano que el pueblo del Dios verdadero debía evitar. Todavía hoy, las prácticas asociadas con la adoración a Baal tientan al pueblo de Dios de formas que las Escrituras condenan. Por el contrario, a Dios es al único que se debe adorar, y sólo hay que seguir Sus caminos (Juan 14:6; Hechos 4:12).
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