¿Menciona la Biblia la transexualidad / el transgenerismo?

La transexualidad y los temas en relación al transgenerismo se han convertido en temas importantes de discusión en el mundo de hoy. ¿Qué enseña la Biblia sobre estos temas?

Primero, es importante notar que la Biblia habla de solo dos géneros creados: hombre y mujer: "Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó." (Génesis 1: 27) Tanto los hombres como las mujeres son creados a imagen de Dios.

Segundo, también está claro que vivimos en un mundo caído en el que hay muchas cosas que tienen lugar que no se ajustan a la creación ideal de Dios (Génesis 3). Por ejemplo, el sufrimiento, la tragedia, las discapacidades, los desastres naturales y otras áreas de la vida a menudo causan situaciones que no se ajustan al diseño original ideal de Dios para la vida.

Tercero, en el caso del transgenerismo, hay dos áreas principales para distinguir. La primera situación involucra a una persona que nace con anormalidades relacionadas con partes del cuerpo masculino y femenino. Esto no es culpa de la persona, sino más bien una situación en la que los cristianos están llamados a mostrar mucha gracia y sabiduría. Todos los creyentes están llamados a amar al prójimo como a sí mismos (Mateo 22:39), incluidos los que son diferentes a nosotros. Los cristianos están llamados específicamente a ser personas conocidas por su amor: "De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros" (Juan 13:35).

La segunda categoría, sin embargo, involucra a personas que originalmente son de un género y buscan actuar o convertirse físicamente (mediante cirugía) en una persona del género opuesto. El género es dado por Dios y no autodeterminado o socialmente construido. La biología de un (hombre o mujer) no está separada de la identidad de género.

En lugar de intentar cambiar la identidad de uno, la Escritura nos llama a encontrar nuestra identidad en Cristo. A través de Cristo, nos convertimos en hijos de Dios (Juan 1:12), somos adoptados por Él (Efesios 1: 5), nos convertimos en uno en espíritu con Él (1 Corintios 6:17), y nos convertimos en parte de una generación elegida, real sacerdocio, y una nación santa (1 Pedro 2: 9).

Él puede restaurar todo nuestro ser. Como el apóstol Pablo instó a los cristianos en Tesalónica: "Que Dios mismo, el Dios de paz, los santifique por completo, y conserve todo su ser —espíritu, alma y cuerpo— irreprochable para la venida de nuestro Señor Jesucristo." (1 Tesalonicenses 5:23).