¿Son iguales todos los pecados?

El reino del pecado y el perdón es confuso porque, aunque las Escrituras no lo dicen específicamente, implica que hay dos reinos diferentes. Uno es el reino on / off, binario de la salvación. El otro es el ámbito de relación más matizado.

En cuanto a la salvación, todos los pecados son iguales. Santiago 2:10-11 explica: "Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos. Porque el que dijo: No cometerás adulterio, también ha dicho: No matarás. Ahora bien, si no cometes adulterio, pero matas, ya te has hecho transgresor de la ley.” Desobedecer una parte de la ley nos pone en un estado de haber transgredido la ley. Si mentimos, no solo somos culpables de mentir, somos culpables de la ley en general. Romanos 6:23 explica que el castigo apropiado por el pecado, cualquier pecado, es la muerte. Esta es una situación de on / off. O somos culpables de desobedecer la ley o no lo somos. Cada pensamiento o acción motivada por el egoísmo, la avaricia o la ira es tan condenatorio como cualquier otro. Afortunadamente, Jesús perdona todo pecado (1 Juan 1:9).

Dios sí distingue entre los pecados, sin embargo. Cuando Moisés vio que los israelitas adoraban al becerro de oro, declaró: "Vosotros habéis cometido un gran pecado" (Éxodo 32:30). Y la reacción de Jesús a las mujeres adúlteras que encontró (Juan 4:4-42; 8:1-11) fue muy diferente de cómo él interactuó con los fariseos (Mateo 3:7; 12:34; 23:33; Lucas 3:7). Él lo explica en Mateo 23:23-24 !Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello. !!Guías ciegos, que coláis el mosquito, y tragáis el camello!

También podemos ver una distinción en cómo Dios nos permite experimentar las repercusiones terrenales y relacionales de nuestro pecado. El deseo por el automóvil de un amigo puede abrir una brecha en una relación, pero no tanto como el robo de ese automóvil. Un pensamiento enojado puede olvidarse rápidamente mientras el asesinato deja heridas mucho más profundas. El reconocimiento de Dios de esto se ve en las leyes que les dio a los israelitas. Las transgresiones tenían diferentes castigos según la gravedad de las relaciones dañadas y la estabilidad de Israel como sociedad.

Cada pecado nos condena por igual, pero cada pecado no perjudica a los demás por igual. Afortunadamente, Dios es más poderoso que cualquier pecado. Él siempre puede perdonar, y Él siempre puede sanar las relaciones, con Él mismo y con los demás.