¿Qué es la Teoría del Desmayo?
La Teoría del Desmayo sugiere que Jesús no murió en la cruz, sino que simplemente se desmayó. Después, en algún momento, Jesús recobró el conocimiento en la tumba y encontró la forma de escapar. ¿Sobrevivió Jesús realmente a la crucifixión? Varias pruebas demuestran el poco mérito de la teoría del desmayo. Primero, a Jesús le clavaron púas de 15 centímetros en los pies y las manos y fue colocado en una cruz donde Su cuerpo colgaría hasta que ya no pudiera levantarse para respirar. De no haber sido así, habría muerto desangrado.
En segundo lugar, Su costado fue traspasado y brotó "sangre y agua" (Juan 19:34). Probablemente se refería a la lanza que atravesó el corazón de Jesús y a la mezcla de sangre y líquido que brotó, confirmando claramente Su muerte.
En tercer lugar, sus verdugos romanos no le rompieron las piernas porque vieron que ya había muerto (Juan 19:33). Como verdugos profesionales que se enfrentarían a la muerte si cometían un error en este caso, estos hombres se aseguraron de que Jesús ya estaba muerto.
Cuarto, Pilato confirmó la muerte antes de permitir Su sepultura. No habría permitido un error al respecto; había mucho en juego y era público (Marcos 15:44-45).
Quinto, Jesús fue embalsamado en unas 100 libras de especias y envuelto en unos lienzos (Juan 19:39). Alguien que se hubiera desmayado no habría podido soportar semejante tratamiento y sobrevivir.
Sexto, a Jesús lo sellaron en una tumba de piedra detrás de una gran roca que probablemente pesaba más de 2.000 libras. No había ninguna posibilidad de que Él hubiera podido mover físicamente la piedra por sí mismo.
Séptimo, un equipo de soldados romanos custodiaba la tumba. Incluso si Jesús hubiera podido revivir y mover la pesada piedra, ¿cómo habría escapado de ellos?
Octavo, en las apariciones de Su resurrección, los discípulos no vieron a Jesús como un hombre ensangrentado y herido que necesitaba atención médica. Al contrario, se alegraron mucho. Jesús les mostró las cicatrices de Sus pies y manos, y no Sus heridas infectadas.
En 1986, las autoridades médicas examinaron los relatos de la muerte de Jesús y determinaron: "Claramente, todas las pruebas históricas indican que Jesús estaba muerto antes de que se le infligiera la herida en el costado y respaldan la opinión tradicional de que la lanza, clavada entre Su costilla derecha, probablemente perforó no sólo el pulmón derecho, sino también el pericardio y el corazón, asegurando así Su muerte. Por tanto, las interpretaciones basadas en la suposición de que Jesús no murió en la cruz parecen contradecir los conocimientos médicos modernos" (Journal of the American Medical Association, 21 de marzo de 1986, 1463).
La teoría del desmayo no sólo es inverosímil, sino sencillamente imposible con la información disponible. Jesús no se desmayó en la cruz; murió. Por eso, Sus apariciones después de Su muerte son una clara evidencia de una resurrección física y corporal.
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