¿Qué significa tener reverencia a Dios?

Mostrar reverencia por alguien o algo es sinónimo de venerar, respetar y honrar a esa persona o cosa. La reverencia comienza en el corazón y se manifiesta en las acciones. En la Biblia, constantemente se nos pide que reverenciemos a Dios, que también se puede expresar como "honrar" o "temer" a Dios. Primera de Samuel 12:24 dice: "Solamente temed al Señor y servidle de verdad con todo vuestro corazón, pues considerad cuán grandes cosas ha hecho por vosotros". Cuando reverenciamos a Dios, se manifiesta en nuestras acciones al obedecerle y alabarle.

En algunas culturas cristianas, puede haber un énfasis excesivo en el amor y la bondad de Dios sin prestar atención a Su santidad. Dios nos muestra Su incomparable amor y bondad cada día (Lamentaciones 3:22-23), pero por muy maravillosos que sean esos atributos, necesitamos equilibrarlos recordando que Dios es todopoderoso y soberano, manteniendo nuestros corazones en reverencia ante Él. Cuando Job estaba en lo más profundo de la desesperación, después de haber perdido trágicamente a sus hijos y sus riquezas, sintió que había hecho todo bien y que no merecía que esto le sucediera. Dios le respondió en Job 38-41, mostrando Su poder y Su máxima autoridad. Job estaba orgulloso y convencido de su propia bondad; Dios le mostró a Job que su propia bondad no significaba nada en comparación con el poder de Dios. Job fue humillado y renovó su reverencia por Dios antes de que recuperara sus posesiones y su fortuna.

En el Antiguo Testamento, los israelitas tenían muchos mandamientos dentro de la Ley que exigían reverencia a Dios y a Su morada, el Lugar Santísimo en el tabernáculo y posteriormente en el templo (Levítico 16:2). En el Nuevo Testamento, Jesús nos recuerda la santidad de Dios y la necesidad de reverenciarlo (Mateo 6:9; ver también 1 Pedro 3:15). Cuando ponemos nuestra fe en Jesús como Señor, llegamos a ser cristianos y recibimos la presencia del Espíritu Santo, que nos capacita para vivir con justicia (Tito 2:11-12). Primera de Pedro 1:14-16 dice: "como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo". Dios es santo y nosotros también debemos serlo. Cuando nos sometemos a Él, Él lleva a cabo Su buena voluntad en nosotros (Filipenses 2:12-13).

Tener reverencia por Dios significa que reconocemos Su señorío en cada área de nuestras vidas y obedecemos lo que Él ordena. Mientras estuvo en la tierra, Dios escuchó a Jesús "a causa de su temor reverente", algo que nos permite saber que Dios también nos escuchará cuando oremos con un corazón reverente (Hebreos 5:7). ¿Cómo no vamos a tener reverencia cuando nos damos cuenta de que el Dios que creó el universo es el mismo que nos ama y nos salva (Hebreos 12:28-29)? Cuando reconocemos la santidad suprema de Dios y la complementamos con el reconocimiento de Su bondad y fidelidad hacia nosotros, la única respuesta natural que podemos tener es adorarle (Juan 4:24). Él es digno de toda alabanza (Salmo 95:1-7). Le agradecemos la gracia salvadora que nos ha dado, recibimos Su amor y le reconocemos como el Dios omnipotente por encima de todo.