¿Quién irá al cielo?

¿Todos van al cielo? Esta idea, conocida como universalismo, enseña que todas las personas estarán en el cielo, ya sea inmediatamente después de la muerte o en algún momento después de la muerte, dependiendo de la visión particular de cada uno. Sin embargo, una mirada cercana a las enseñanzas de la Biblia indica claramente que no todas las personas irán al cielo.

Si no todos van al cielo, ¿quién irá al cielo? Juan 3:16 ofrece las palabras claras de Jesús sobre este tema: "Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna." Aquellos que depositan su fe en Jesús como el Hijo de Dios tienen vida eterna. Los que no lo hagan, quedarán separados de él por la eternidad futura en lo que la Biblia describe como infierno o castigo eterno (Mateo 25:46; Lucas 12: 5; Romanos 6:23).

Toda persona peca (Romanos 3:10) y nadie es lo suficientemente bueno como para lograr la entrada a la presencia perfecta de Dios en el cielo por obras o bondad humana. Romanos 3:23 enseña que todos pecaron y no alcanzaron la gloria o el estándar perfecto de Dios.

En cambio, a través de la gracia de Dios, las personas creen en Jesucristo por fe y reciben la salvación (Efesios 2: 8-9). Romanos 10: 9-10 dice: "Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para ser justificado, pero con la boca se confiesa para ser salvo."

Además, esta salvación viene específicamente de Jesús. Hechos 4:12 es claro: "De hecho, en ningún otro hay salvación, porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres mediante el cual podamos ser salvos".

Después de esta vida, no habrá otra oportunidad para elegir creer en Jesús o cambiar el destino eterno. Además, habrá muerte y luego un juicio sobre nuestra eternidad (Hebreos 9:27). No habrá reencarnación o segunda oportunidad después de la muerte, solo la eternidad con Dios o aparte de Él.

Por lo tanto, Jesús dejó a sus seguidores con el mandato de hacer discípulos a todas las naciones y ofrecer a cada persona la esperanza de una nueva vida en Cristo (Mateo 28: 18-20). Si bien millones han creído en Jesús en todo el mundo, muchos aún no han oído hablar de su amor por ellos.

El objetivo de aquellos que ya han creído es ayudar a llevar este mensaje del amor de Cristo a otras personas, desde su prójimo inmediato hasta personas alrededor del mundo. Debemos tener valentía como el apóstol Pablo que escribió: "A la verdad, no me avergüenzo del evangelio, pues es poder de Dios para la salvación de todos los que creen: de los judíos primeramente, pero también de los gentiles." (Romanos 1: 16).