¿Por qué Agar llama a Dios "el Dios que ve" (Génesis 16:13)?

En resumen:

Agar llama a Dios "el Dios que ve" porque Él la vio y proveyó para ella. Del mismo modo, Dios es el Dios que nos ve y cuida de cada uno de nosotros.

¿QUÉ DICE LA BIBLIA?

Agar llamando a Dios "el Dios que ve" era su forma de reconocer la omnisciencia y omnipresencia de Dios. Sara (Sarai) había dado a Abraham (Abram) a su sirvienta egipcia, Agar, como vientre de alquiler (según una práctica de la época) para que tuviera un hijo para ella. Pero después de que Agar concibiera, "miraba con desprecio a su señora" (Génesis 16:4). Esto llevó a Sarai a tratar a Agar con dureza, provocando que Agar huyera al desierto (Génesis 16:4-6). Un ángel del Señor se le apareció, le dijo que regresara y se sometiera a Sarai, y prometió bendecir a su hijo (Génesis 16:7-12). Este ángel también le dice a Agar: "«[...] el SEÑOR ha oído tu aflicción»." (Génesis 16:11). Agar responde: "Y Agar llamó el nombre del SEÑOR que le había hablado: «Tú eres un Dios que ve»; porque dijo: «¿He visto aquí también al que me ve?»." (Génesis 16:13). Dios no le había hecho a Agar ninguna promesa como a Abraham y Sara, pero aun así vio su aflicción, la proveyó y la bendijo, y multiplicó su descendencia (Génesis 16:10). Agar reconoció al Dios todopoderoso, omnisciente y amoroso. Como muestra la historia de Agar, Nuestro Señor es consciente hasta de los más pequeños detalles de nuestras vidas (Salmo 139; Mateo 10:29-31). También ve la maldad del corazón humano (Jeremías 17:9-10; 23:24; Juan 2:24-25). Él es, como reconoció Agar, el Dios que ve.

DEL ANTIGUO TESTAMENTO

DEL NUEVO TESTAMENTO

IMPLICACIONES PARA HOY

La historia de Agar nos recuerda que Dios nos ve, no sólo a los importantes, a los poderosos o a los visiblemente espirituales, sino también a los quebrantados, a los rechazados y a los que están solos. Como Agar, a veces nos encontramos en situaciones en las que nos sentimos ignorados, ya sea en un matrimonio tenso, en un trabajo poco apreciado o en una lucha silenciosa contra la ansiedad o el fracaso. Pero Dios no pasa por alto ni un solo detalle. Cuando una madre llora detrás de una puerta cerrada después de un largo día, cuando un estudiante se siente invisible en la escuela, cuando un hombre lucha silenciosamente con la decepción, Dios lo ve. No sólo se da cuenta, sino que responde con atención. Saber que Dios nos ve nos da el valor para seguir adelante cuando nadie más nos afirma. Significa que podemos servir fielmente, aunque nunca recibamos reconocimiento, como cuando limpiamos lo que otros ensucian, rezamos por personas que nunca lo saben, o elegimos la integridad cuando nadie nos observa. También nos da la libertad de ser sinceros con Dios en la oración, sabiendo que Él ya comprende las cosas que no podemos expresar con palabras. Y cuando nos sentimos aplastados por la culpa o la vergüenza, recordar que Dios no sólo ve nuestro pecado, sino también nuestra necesidad de misericordia, nos ayuda a correr hacia Él, no a escondernos de Él. Dios está presente en todas las circunstancias. Él lo sabe y se preocupa. Tanto si estamos en el centro de atención como en el desierto, Él nos ve plenamente y nos ama profundamente.

COMPRENDE

REFLEXIONA

PONLO EN PRÁCTICA