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¿Por qué tantos cristianos no cumplen la regla de 'practica lo que predicas'?
"Practica lo que predicas". Esta es una exhortación común para los cristianos. Significa que no sólo hay que decir que se hace lo correcto, sino que hay que hacerlo de verdad, y vivir de acuerdo con lo que se pregona. Sin embargo, es más fácil decir que hacer. ¿Por qué tantos cristianos no cumplen, o al menos parecen no cumplir, esta norma? Hay varios factores.
En primer lugar, muchos de los que profesan ser cristianos no conocen a Dios personalmente, ni siquiera conocen la Biblia y lo que enseña. Desafortunadamente, hay personas en este mundo que dicen conocer a Cristo, pero no tienen una relación con Él. En la parábola del trigo y la cizaña, Jesús advirtió que habría falsos creyentes en el mundo, semillas malignas sembradas por Satanás para obstaculizar y comprometer el verdadero mensaje de Cristo. Puesto que Satanás es el enemigo de Cristo, hace todo lo que puede para destruir la obra de Cristo. Una de las formas en que lo hace es plantando falsos creyentes en el mundo que desvían a otros y distorsionan el verdadero mensaje del evangelio (Mateo 13:36-43).
Lamentablemente, hay muchos supuestos "cristianos" que se comportan de manera impía y profanan el nombre y la reputación de Jesucristo; algunos de ellos incluso pueden creer que su declaración de fe es verdadera, pero en realidad están engañados (Mateo 7:22). ¿Cómo puedes saber si la confesión de fe de una persona (o incluso la tuya) es verdadera? Mira el fruto en su vida. Un árbol malo no puede producir frutos buenos, así como un árbol bueno no produce frutos malos (Lucas 6:43-45; Gálatas 5:22-23). Si alguien no practica lo que predica y constantemente produce malos frutos, puede ser un impostor.
Hay otro factor a considerar: Los cristianos son imperfectos. Es imposible que sigamos perfectamente la regla de "practica lo que predicas" ya que vivir una vida sin pecado es prácticamente imposible para cualquier persona que no sea Jesús. A veces simplemente perdemos la batalla contra nuestra carne pecaminosa y no logramos vivir de acuerdo con las normas perfectas de Dios (1 Juan 1:8-9). Aunque fracasemos, nuestra meta y nuestro mensaje deben ser vivir de acuerdo con los estándares de Dios. Además, no debemos preocuparnos por nuestra salvación cuando fallamos; Dios nos limpia y nos restaura.
También hay que considerar que la vida cristiana es una vida en la que debemos madurar continuamente y parecernos más a Cristo (Filipenses 2:12-13; Romanos 8:29). Muchas veces nuestra incapacidad para practicar lo que predicamos obedece a la inmadurez en la fe. Esto es particularmente cierto para los nuevos creyentes que están aprendiendo a vivir su fe. El crecimiento espiritual es un proceso de toda la vida para todos los creyentes. Lo más importante es prestar atención a que mientras continuamos siguiendo a Cristo, deberíamos ver el fruto del Espíritu creciendo en nuestras vidas. La forma en que vivimos nuestras vidas debe ejemplificar las verdades de la Biblia que afirmamos conocer. Aunque nuestro fruto nunca será perfecto, lo deberíamos ver crecer como señal de nuestra entrega a Dios y a Sus caminos.
La buena noticia es que somos salvos por gracia mediante la fe y no por las obras (Efesios 2:8-9). Cristo nos tiene a salvo y seguros en Su mano y nos mantiene protegidos, incluso cuando cometemos errores (Juan 10:28-29). Mantendremos nuestra confesión de fe en la verdad buscando a Dios, llegando a conocerlo a Él y a Su Palabra a nivel personal. Cuando lo hacemos, observaremos que el buen fruto de Dios sigue creciendo en nuestras vidas y podremos mantenernos alineados con Su voluntad y Sus caminos a través del poder del Espíritu Santo: "Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu" (Gálatas 5:24-25). Podemos aferrarnos a Dios, sabiendo que nuestra fe es verdadera porque está fundada en Él, y no en nuestra forma de actuar.
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