www.CompellingTruth.org/Espanol
¿Qué significa que nuestros pecados han sido lavados?
En toda la Biblia, Dios utiliza metáforas para enseñarnos Su voluntad. El concepto de que nuestros pecados han sido lavados significa que hemos sido limpiados de nuestros pecados y estamos libres y limpios ante Dios. Es frecuente encontrar esta metáfora tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. El baño físico lava la suciedad; cuando nos bañamos espiritualmente, nuestros pecados han sido lavados y somos perdonados.
La Ley que se dio en el Antiguo Testamento tenía instrucciones muy específicas sobre muchas cosas, incluidos los sacrificios, las vestiduras adecuadas y los baños ceremoniales (Éxodo 30:20; Números 19:21; Joel 1:13). Estas estrictas leyes servían para mostrar la impiedad de los hombres frente a la santidad de Dios. El libro de Isaías manda a los que viven en rebelión contra Dios, diciendo: "Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo" (Isaías 1:16). En una oración de arrepentimiento después de cometer adulterio con Betsabé (2 Samuel 11), David imploró a Dios que lo lavara y limpiara de su pecado (Salmo 51:7). Es evidente que el pecado se presenta como algo que nos hace impuros y a los que están sucios o impuros no se les permite entrar en la presencia de Dios.
En el Nuevo Testamento, Jesús habla de la limpieza espiritual por agua mientras habla con Nicodemo (Juan 3:5). Generalmente, cuando se habla de la limpieza de los pecados en el Nuevo Testamento, se hace referencia al bautismo en agua. El bautismo en agua simboliza la limpieza espiritual que recibimos en Cristo. Ananías le dijo a Pablo: "Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre" (Hechos 22:16). Sin importar cuántas buenas acciones hagamos o cuál sea nuestro estatus social, seguimos estando cubiertos de pecado, necesitados de un Salvador que nos limpie de la culpa de nuestros propios pecados.
Todos nacemos como seres pecadores que necesitamos la salvación y la limpieza de nuestros pecados (Romanos 3:23). Lo que lava nuestros pecados es la sangre de Jesucristo (1 Juan 1:7; 1 Pedro 1:18-21). En el antiguo pacto, es decir, en la Ley del Antiguo Testamento, la sangre de los sacrificios de animales era la que ofrecía a las personas un perdón temporal por sus pecados. En el nuevo pacto que fue instituido mediante la muerte y resurrección de Jesús, la sangre de Jesucristo, el Hijo de Dios, nos ofrece el perdón de los pecados que dura para siempre (Hebreos 9:13-14).
Cuando confesamos nuestra fe en Jesús y en Su sacrificio, recibimos el Espíritu Santo y Dios nos limpia y nos declara puros ante Él (Tito 2:14; 3:5). ¿Qué pasa con nuestros pecados después de esta confesión de fe? Dios los lava, colocando el peso de nuestros pecados sobre Jesús y limpiándonos con la sangre de Jesús. Puede que sigamos luchando con el pecado en nuestras vidas, sin embargo, cuando depositamos nuestra confianza en Jesús, estamos en paz con Dios (Colosenses 2:14; 2 Corintios 5:21; 1 Juan 1:9; 2:1). Él nos perdona nuestras transgresiones y decide olvidarlas: "Cuanto está lejos el oriente del occidente, Hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones" (Salmo 103:12).
Cuando invocamos a Jesús y depositamos nuestra fe en Él, recibimos la salvación y somos adoptados como hijos e hijas de Dios: "Y seré para vosotros por Padre, Y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso" (2 Corintios 6:18; ver también Hechos 2:21; Juan 1:12; Gálatas 3:26; Romanos 8:15-17). A medida que pasa el tiempo, llegamos a conocerle y amarle cada vez más; entramos en comunión con otros cristianos y crecemos practicando la justicia que Dios ya nos ha concedido (2 Pedro 3:18; 1 Juan 3:3). Uno de los mayores gozos de ser cristiano es saber que, aunque somos imperfectos, nuestros pecados han sido lavados para siempre por la sangre de Jesucristo y hemos sido perdonados por Dios (Génesis 18:25; Romanos 8:33; 2 Corintios 5:21).
Copyright 2011-2024 Got Questions Ministries - All Rights Reserved.