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¿Qué dice la Biblia acerca de la oración pública? ¿Está bien orar en público?
Existe una amplia evidencia de la oración pública que honra a Dios en la Biblia, por modelos como Esdras, Salomón y Jesús.
Esdras atrajo a una multitud cuando oró públicamente, angustiado por la falta de dedicación de Israel a Dios (Esdras 10: 1), pero no sufrió reproche por parte de la gente o de Dios por su oración pública. Cuando leemos que Salomón ora en la dedicación del templo, no encontramos una reacción negativa o desaprobación de parte de Dios debido a que su oración es pública (1 Reyes 8: 22–23).
Jesús oró públicamente frente a miles de personas mientras los alimentaba milagrosamente. También oró con sus discípulos y desde la cruz. Los escritores de los evangelios registraron muchas de sus oraciones para nuestro beneficio.
Sin embargo, Jesús también habló en contra de los motivos equivocados con respecto a la oración pública. Antes de enseñar a los discípulos la oración del Padrenuestro, Jesús les advirtió acerca de orar en público. "Cuando oren, no sean como los hipócritas, porque a ellos les encanta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas para que la gente los vea. Les aseguro que ya han obtenido toda su recompensa. Pero tú, cuando te pongas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará."(Mateo 6: 5–6).
Cuando leemos esto, aprendemos que las oraciones hipócritas que se hacen con la intención de ser oídas u honradas por aquellos que se encuentran a nuestro alrededor son claramente erróneas. Debemos examinar nuestros motivos al aceptar una invitación o al contemplar la oración pública. Nuestra primera audiencia, como en toda oración, es Dios mismo. En segundo lugar, piense y ore acerca de quién escuchará nuestra conversación con Dios (porque eso es la oración, hablar con Dios). Nuestra representación de nuestra relación con Él puede atraer o repeler a otros.
Cuando Daniel oró a la vista del público (y en contra de las leyes de la época), fue arrestado. Fue este acto el que lo llevó al foso de los leones. Daniel sabía que su oración pública podía causar problemas, pero creía que Dios se honraría a sí mismo protegiendo a Daniel o incluso permitiendo la muerte de Daniel. Daniel fue protegido y el rey que buscó castigarlo declaró la bondad de Dios en toda la tierra (Daniel 6: 25–27).
La oración pública es ciertamente aceptable bíblicamente. Sin embargo, también debemos ser conscientes de nuestros motivos en la oración pública y, en particular, tener cuidado con el orgullo. No es bíblico querer orar públicamente teniendo el propósito en mente de que a uno se le tenga en alta estima. Al mismo tiempo, evitar la oración en público por temor a la vergüenza tampoco es bíblico. Tanto la oración pública como la oración privada están respaldadas por la Biblia y tienen un lugar en la vida de un creyente.
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