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¿Qué es la oración de los cinco dedos?
La oración de los cinco dedos es un recurso mnemotécnico que sirve para estructurar la oración. Aunque no siempre, se utiliza con frecuencia con los niños. Se enseña relacionándola con los cinco dedos de la mano. Al utilizar los dedos uno tras otro, podemos aprender no sólo a orar por nosotros mismos, sino también por los demás en nuestra vida y en el mundo.
El pulgar: El pulgar es el dedo más cercano al corazón y normalmente se asocia con la oración a favor de las personas más cercanas, como la familia y los amigos.
Dedo índice: El dedo índice es con el que señalamos cuando damos instrucciones. Esto nos recuerda que debemos orar por las personas que dan instrucciones, tales como profesores, médicos, entrenadores y pastores.
Dedo Medio: El dedo más largo de la mano es generalmente el dedo medio, lo que nos ayuda a pensar en aquellos que tienen autoridad o liderazgo, como nuestro gobierno o los dueños de negocios.
Dedo anular: El dedo más débil de la mano es generalmente el dedo anular. Este dedo se utiliza para orar por los enfermos, los que están solos, los que no tienen hogar o los pobres.
Meñique: El dedo más pequeño es para uno mismo. Te ayuda a anteponer las necesidades de los demás por encima de las tuyas con amor y humildad. Generalmente se ora en último lugar.
Hay muchas variaciones, y muchas fuentes mencionan al Papa Francisco como el que originó la mnemotecnia o la popularizó. Sin embargo, no se considera una oración católica romana y se puede utilizar para enseñar a orar o estructurar un tiempo de oración para cualquier persona de fe cristiana. No aparece en ninguna parte de la Biblia, sino que es simplemente una herramienta útil para aprender a orar, no sólo por nosotros mismos, sino también por los demás.
Dios quiere que oremos por nosotros mismos, tal y como nos enseñó Jesús en Mateo 6:8-13. Ahora bien, el Nuevo Testamento nos insta a orar por todo (Efesios 6:18-19; Filipenses 4:6). Sin duda, la oración de los cinco dedos no lo incluye todo. También es importante que nuestras oraciones incluyan, por ejemplo, la adoración a Dios, recordando quién es Dios, alabándole y agradeciéndole la obra que ha hecho. En algún momento, habrá una necesidad o circunstancia que no parezca encajar bien en una de las cinco categorías. No hay problema. Lo que Dios desea es primero nuestro corazón (Isaías 66:2). Deja que las Escrituras te guíen en tu oración.
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