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¿La Biblia enseña algo acerca de establecer metas?
La Biblia deja claro que es importante establecer metas y planes para el futuro, mientras que al mismo tiempo tenemos una actitud humilde y confiamos en Dios. Debemos ser intencionales pero también generosos, administradores prudentes y diligentes que saben que nuestra confianza y dependencia se encuentra, en última instancia, en Dios y no en nosotros mismos.
Establecer metas es una de las maneras en que podemos administrar con fidelidad los recursos y los dones que Dios nos da. En todo el proceso de establecimiento de metas, debemos ser sumisos a Dios. Nuestras metas deben alinearse con Sus planes para nosotros y las cosas que Él estima en Su Palabra. También debemos ser humildes. Podemos pensar que las cosas se verán de una manera, pero Dios puede cambiar nuestros planes para lograr Sus propósitos más grandes en y a través de nosotros (Proverbios 3: 5-6).
Al establecer metas y planes con el fin de lograrlos, debemos evaluar cuánto nos costarán esos planes, ya sea finanzas, tiempo o cualquier otro recurso (Lucas 14: 28–33). Deberíamos preguntarnos si estamos dispuestos y preparados para pagar los costos. Es de crucial importancia pedirle a las personas sabias en nuestra vida que nos den consejos sobre cómo crear y seguir mejor un plan para lograr nuestros objetivos: "Cuando falta el consejo, fracasan los planes; cuando abunda el consejo, prosperan. " (Proverbios 15:22).
El trabajo duro es una necesidad. Cuando establecemos metas, debemos trabajar diligentemente con la esperanza de alcanzarlas: "Los planes bien pensados: ¡pura ganancia! Los planes apresurados: ¡puro fracaso!" (Proverbios 21: 5).
Para cumplir mejor nuestros objetivos, debemos usar la estación en la que estamos para prepararnos para la próxima estación. No debemos ser como el perezoso, sino más bien como la hormiga diligente:
" ¡Anda, perezoso, fíjate en la hormiga!
¡Fíjate en lo que hace, y adquiere sabiduría!
No tiene quien la mande,
ni quien la vigile ni gobierne;
con todo, en el verano almacena provisiones
y durante la cosecha recoge alimentos.
Perezoso, ¿cuánto tiempo más seguirás acostado?
¿Cuándo despertarás de tu sueño?
Un corto sueño, una breve siesta,
un pequeño descanso, cruzado de brazos…
¡y te asaltará la pobreza como un bandido,
y la escasez como un hombre armado!"(Proverbios 6: 6–11).
Cabe señalar que a veces la estación en la que estamos está destinada a ser una estación de descanso y refrigerio (Salmo 46; Marcos 6:31). El tiempo dedicado a crecer en la intimidad con Dios no es un tiempo improductivo. Necesitamos buscar la sabiduría de Dios sobre lo que Él quiere que hagamos en cualquier época del año: descansar, prepararnos, trabajar diligentemente, etc. Nuestro objetivo final, siempre, es complacerle y traerle gloria (Colosenses 3:17, 23).
Recuerde, también, que una buena planificación no es una garantía de que siempre lograremos nuestros objetivos. Santiago advierte: "Ahora escuchen esto, ustedes que dicen: «Hoy o mañana iremos a tal o cual ciudad, pasaremos allí un año, haremos negocios y ganaremos dinero». ¡Y eso que ni siquiera saben qué sucederá mañana! ¿Qué es su vida? Ustedes son como la niebla, que aparece por un momento y luego se desvanece. Más bien, debieran decir: «Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello»."(Santiago 4: 13–15). Debemos ser lo suficientemente humildes para permitir que Dios dirija nuestros pasos a su manera, lo que puede parecer diferente de lo que pensamos. "El corazón del hombre traza su rumbo, pero sus pasos los dirige el Señor." (Proverbios 16: 9). Debemos esforzarnos por hacer lo mejor, pero también reconocer que Dios está en control, no nosotros.
No hay que preocuparse ni temer un cambio de planes. Los planes de Dios son mejores que los nuestros (Mateo 6: 33–34). Podemos pedirle a Dios que nos dirija en el camino que debemos seguir y que dirijamos nuestros corazones hacia las cosas en Su corazón. Él puede dirigir nuestros deseos para que establezcamos las metas que Él quiere que alcancemos (Salmo 37: 4). David oró: "Por la mañana hazme saber de tu gran amor, porque en ti he puesto mi confianza. Señálame el camino que debo seguir, porque a ti elevo mi alma." (Salmo 143: 8).
Lo importante a recordar es que en última instancia el propósito de Dios para cada uno de nosotros prevalecerá, aunque los pasos para lograr ese propósito puedan parecer diferentes de lo que pensamos. "El corazón humano genera muchos proyectos, pero al final prevalecen los designios del Señor." (Proverbios 19:21). Establezca metas, pero sométalas a Dios y pídale Su sabiduría, capacidad e intervención para cumplir Sus propósitos para su vida.
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