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¿La Cena del Señor debe ser abierta o cerrada?

El debate sobre si la Cena del Señor debe ser abierta o cerrada es sobre si debe o no estar disponible para personas fuera de la membresía de una iglesia local. La Biblia enseña que sólo los creyentes en Jesucristo deben participar en la Cena, pero no da instrucciones sobre cómo esto se relaciona con la membresía de la iglesia. Algunas iglesias sólo permiten a sus propios miembros participar en la Cena (comunión cerrada). Otras iglesias permiten que cualquier creyente participe en ella, independientemente de su afiliación eclesiástica (comunión abierta). A veces, esta última posición se denomina Comunión "cerrada", partiendo de la idea de que la Comunión "abierta" permitiría que cualquiera pudiese participar de ella, sin importar si es salvo o no.

El argumento a favor de la Cena del Señor cerrada se fundamenta en el deseo de asegurar que sólo los creyentes participen en la Comunión. Ya que los miembros de la iglesia ya tienen constancia de haber profesado la fe en Jesús, la restricción ayuda a evitar que una persona no salva participe en esta ordenanza.

No obstante, la Biblia misma no ordena tal restricción. Por el contrario, la Cena del Señor es algo que se comparte entre todos los creyentes (1 Corintios 11:17-34). Dos principios se relacionan con aquellos que desean participar en la Cena del Señor:

Primero, la Cena es sólo para los creyentes en Jesucristo. ¿Por qué? La Santa Cena es un recuerdo de lo que Cristo hizo en la cruz por nosotros. Sólo un creyente acepta esta enseñanza y la ha comprendido. Además, sólo un creyente puede "examinarse a sí mismo" como enseña la Escritura como parte del requisito para participar en la Cena (1 Corintios 11:28). Este autoexamen incluye la confesión de los pecados.

Segundo, la Cena ha de tomarse de una manera digna. Pablo enseñó que algunos en la iglesia de Corinto fueron juzgados porque participaron de la Cena del Señor a la ligera o con avaricia. "Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen" (1 Corintios 11:30). Este versículo revela claramente la importancia de tomar la Cena con la actitud correcta.

La importancia para las iglesias de hoy permanece. En todos los casos, la Santa Cena sólo la deben tomar los creyentes que se han examinado a sí mismos ante el Señor. Si una persona no ha hecho profesión de fe o no está dispuesta a tomar la Cena de una manera digna, debe abstenerse de participar en ella. Si un creyente está visitando una iglesia que practica la Cena del Señor cerrada, es mejor que se abstenga de participar, para no ofender.

A este respecto, algunas iglesias sostienen que sólo los creyentes bautizados en Cristo deben participar en la Cena del Señor. Esto enfatiza el importante papel que juega el bautismo en la profesión pública de fe. La salvación es por la fe, pero el bautismo es una proclamación pública de la salvación y un acto de obediencia a Cristo. Al igual que las normas que rigen la celebración de la Cena cerrada, la norma de bautizarse primero no está prescrita en las Escrituras; sin embargo, refleja el modelo establecido por los primeros cristianos, que se bautizaban inmediatamente después de creer.

Cada iglesia debe decidir si la Comunión debe ser abierta o cerrada. No obstante, las Escrituras muestran que la Cena del Señor puede, y muy probablemente debe, dejarse abierta para todos los creyentes que tienen una relación correcta con Cristo.

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