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El Juicio del Gran Trono Blanco - ¿Qué es eso?

En el libro de Apocalipsis en la Biblia, el apóstol Juan recibe unas visiones que explican lo que sucederá en el futuro. Una de las visiones que recibe Juan se registra en Apocalipsis 20 y se refiere a un juicio que tendrá lugar después de la segunda venida de Cristo.

Después de que Jesús regrese, el diablo es encarcelado por 1.000 años, y durante ese tiempo Cristo gobernará como rey sobre la tierra (un tiempo al cual a menudo se le conoce como el reinado milenial de Cristo; ver Apocalipsis 20:1-6). Una vez que los 1.000 años se hayan cumplido, Satanás será liberado, la última rebelión humana contra Dios aplastada, y finalmente Satanás es consignado a lo que la Biblia llama el Lago de Fuego (Apocalipsis 20:7-10).

La Biblia describe lo que sucede a continuación: "Luego vi un gran trono blanco y a alguien que estaba sentado en él. De su presencia huyeron la tierra y el cielo, sin dejar rastro alguno. Vi también a los muertos, grandes y pequeños, de pie delante del trono. Se abrieron unos libros, y luego otro, que es el libro de la vida. Los muertos fueron juzgados según lo que habían hecho, conforme a lo que estaba escrito en los libros. El mar devolvió sus muertos; la muerte y el infierno[a] devolvieron los suyos; y cada uno fue juzgado según lo que había hecho. La muerte y el infierno fueron arrojados al lago de fuego. Este lago de fuego es la muerte segunda. Aquel cuyo nombre no estaba escrito en el libro de la vida era arrojado al lago de fuego." (Apocalipsis 20: 11-15).

Este evento a menudo se conoce como el Juicio del Gran Trono Blanco. Apocalipsis representa a Jesús siendo el juez sobre los vivos y los muertos, un rol que él predijo durante su ministerio terrenal: "Además, el Padre no juzga a nadie, sino que todo juicio lo ha delegado en el Hijo" (Juan 5:22). Es el juicio final de Dios sobre la humanidad. Después de este evento, nunca más existirá la necesidad de una prueba, y Dios nunca más se verá en la necesidad de actuar como un juez.

El profeta Daniel también escribió sobre este evento en una visión que recibió cientos de años antes: "Mientras yo observaba esto, se colocaron unos tronos, y tomó asiento un venerable Anciano. Su ropa era blanca como la nieve, y su cabello, blanco como la lana. Su trono con sus ruedas centelleaba como el fuego. De su presencia brotaba un torrente de fuego. Miles y millares le servían, centenares de miles lo atendían. Al iniciarse el juicio, los libros fueron abiertos " (Daniel 7: 9-10).

Nadie sabe con certeza que es lo que contienen los libros mencionados en Daniel y Apocalipsis. Muchos teólogos especulan que contienen un registro de los pecados cometidos en esta vida y la deuda resultante de cada persona contra los que han pecado, incluyendo a Dios, el blanco final de todos los pecados.

En el primer siglo, cada criminal que era crucificado, tenía una hoja de papel escrita con los detalles de sus crímenes clavada en la cruz por sobre su cabeza. Aquellos que eran encarcelados a menudo tenían una lista de sus crímenes publicados fuera de su celda para que todos supieran de qué eran culpables. Por estas razones, los comentaristas de la Biblia creen que los libros en el Juicio del Gran Trono Blanco son registros de los “crímenes espirituales” de cada persona contra su prójimo y Dios.

Se sabe más sobre el libro de la vida que se menciona. Según las Escrituras, el libro de la vida contiene los nombres de todos los que han confiado en Dios para su salvación y que han sido salvados del juicio de Dios. Pablo menciona el libro de la vida en una de sus epístolas: " Y a ti, mi fiel compañero, te pido que ayudes a estas […] cuyos nombres están en el libro de la vida." (Filipenses 4: 3).

La Biblia deja en claro que ninguna persona pasará la eternidad con Dios basado en obras y que solo la fe en Cristo salva a una persona (Efesios 2: 8-9). Juan registra que aquellos cuyos nombres no se encuentran en el libro de vida (es decir, los que están fuera de Cristo) son enviados al Lago de Fuego según sus obras (Apocalipsis 20:13, 15). Nuestras obras no pueden salvarnos, pero pueden condenarnos.

Los creyentes en Cristo escapan del Juicio del Gran Trono Blanco porque sus deudas y transgresiones ha sido pagado por Cristo, un hecho que Pablo menciona: “Antes de recibir esa circuncisión, ustedes estaban muertos en sus pecados. Sin embargo, Dios nos dio vida en unión con Cristo, al perdonarnos todos los pecados y anular la deuda que teníamos pendiente por los requisitos de la ley. Él anuló esa deuda que nos era adversa, clavándola en la cruz." (Colosenses 2: 13-14).

Al final, el Juicio del Gran Trono Blanco subraya el hecho de que se hará la justicia de Dios y que, fuera de Cristo, esa justicia será aterradora, segura y definitiva.

Cientos de años atrás, el filósofo prusiano Immanuel Kant hizo la pregunta: "¿Qué sería necesario para que la ética fuera realmente significativa?" Para que la humanidad tenga una verdadera ética, y para que la ética sea significativa, Kant dijo que debe haber una verdadera justicia. Kant razonó que si la gente buena sufre y los injustos prosperan, no hay ninguna razón práctica para ser ético; en otras palabras, el crimen realmente no paga.

Pero Kant luego hizo otra pregunta: "¿Qué se necesita para que la justicia sea verdaderamente real?" Kant observó que este mundo muestra que la justicia no siempre prevalece, por lo que Kant dijo que para que la justicia sea real, debe haber vida después de la muerte, donde la verdadera justicia es impuesta.

Kant razonó que debe haber un juicio en la próxima vida para todos los que hayan vivido. Y, dijo Kant, que ese juicio debe ser perfecto.

Pero para que ese juicio sea perfecto, Kant dijo que debe haber un juez perfecto, uno que conozca todos los hechos de cada caso, y eso significa que el juez debe poseer todo el conocimiento para que ningún hecho se escape a su conocimiento.

Eso, sin embargo, aún es insuficiente para tener verdadera justicia. Kant comentó que un juez puede conocer todos los hechos de un caso, pero si es corrupto, la justicia nunca se alcanzaría. Por lo tanto, el juez también debe ser justo.

Sin embargo, eso todavía no es suficiente para tener una verdadera justicia. El juez justo que todo lo sabe, dijo Kant, también debe estar en una posición donde no haya fuerza que pueda oponerse a su acción y decisión. Debe tener un poder ilimitado y nada ser capaz de resistirlo, para que así se pueda asegurar de que se haga justicia.

Aunque Kant no creía que la Biblia es la Palabra revelada de Dios, describió un juicio que se lleva a cabo después de que la vida en este mundo se ha terminado y que tiene como un juez a un ser omnipotente, omnisciente, justo, perfecto y sagrado que examina la vida de cada persona y se asegura de que se haga justicia. Sin saberlo, Kant describió perfectamente el Gran Juicio del Gran Trono Blanco de Apocalipsis.

Es importante notar que la primera doctrina de Dios en ser negada fue el juicio. Cuando Eva se refirió a la advertencia de Dios respecto al resultado de la desobediencia, Satanás negó lo que Dios dijo. Satanás de hecho le respondió: " ¡No es cierto, no van a morir! " (Génesis 3: 4). Pero esa mentira resultó en el primer acto de desobediencia de la primera pareja, Dios ejecutó su juicio sobre Adán y Eva, y el pecado fue introducido en la raza humana.

A menos que una persona ponga su fe en Cristo, él estará de pie delante de Jesús en su Gran Trono Blanco, indigno de pasar la eternidad con Dios. Hablándole a un grupo de incrédulos hace 2.000 años en la Colina de Marte de Atenas, Pablo dijo: " Él ha fijado un día en que juzgará al mundo con justicia, por medio del hombre que ha designado. De ello ha dado pruebas a todos al levantarlo de entre los muertos " (Hechos 17:31).

Si aún no ha recibido a Cristo como su Salvador y Señor, ore a él ahora, pídale que le perdone, y escape del juicio que ciertamente está por venir.

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