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¿Acaso existe la idea de un cristiano solitario? ¿Es posible vivir la vida cristiana sin ayuda de nadie?

Aunque algunos dicen en broma que la vida cristiana sería fácil si no fuera por otras personas, la idea de un "cristiano solitario" es claramente antibíblica. Si bien una relación con Dios es una decisión personal, Dios llama a Sus hijos a involucrarse con otras creencias para mantenerse sanos y productivos.

Por naturaleza, la vida tiene que ser relacional. Dios vio que no era bueno que Adán estuviera solo e hizo a Eva para que fuera su compañera (Génesis 2:18-25). En Cristo, somos hechos hijos de Dios (Juan 1:12). Jesús llama "amigos" a Sus discípulos (Juan 15:15). No obstante, el propósito es que nos relacionemos unos con otros, no sólo con Dios. Jesús oró para que Sus discípulos fueran uno (Juan 17). Los mandamientos más importantes son amar a Dios y amar a los demás (Mateo 22:34-40). Además, Jesús nos habla de permanecer en Dios y de amar a los demás (Juan 15:1-17). Dijo que a Sus discípulos se les conocería por la forma en que se amaban los unos a los otros (Juan 13:34-35) y el Nuevo Testamento está lleno de mandatos sobre cómo tratarse los unos a los otros. Está claro que el objetivo de la vida cristiana es vivirla dentro de las relaciones humanas.

En muchos sentidos, es en la relación con los demás donde la vida cristiana alcanza su máxima expresión. La obra de santificación de Dios en nosotros tiene mucho que ver con la forma en que nos relacionamos con los demás. Con frecuencia, Dios utiliza a los demás para que nos poden, ya sea ayudándonos para que aprendamos a perdonar, a ser humildes o a dar un buen ejemplo. Es también en la relación con los demás donde podemos hacer cosas como servir y amar bien.

También aprendemos a través de los demás. Estar en una comunidad cristiana nos ayuda a prevenir las malas interpretaciones privadas de la Biblia. Cuando estamos con otros cristianos, podemos beneficiarnos de sus relaciones con Dios y de las ideas que tienen sobre Él, además de tener un lugar donde podemos verificar que lo que pensamos que estamos aprendiendo de Dios realmente viene de Él. Otros cristianos también pueden ayudar a que seamos responsables para seguir creciendo. Nos pueden recordar el engaño del pecado y motivarnos en nuestro compromiso de obedecer a Dios. Si bien la comunidad cristiana es esencial, es importante recordar que la Biblia sigue siendo nuestra autoridad.

En las Escrituras, a nosotros se nos conoce como ovejas y se nos pide que nos cuidemos del diablo, el "león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar" (1 Pedro 5:8). Cuando una oveja está sola y se separa del rebaño, lo más probable es que le hagan daño. Como todo buen pastor sabe, las ovejas están más seguras cuando están con el rebaño, bajo la mirada vigilante del pastor.

Quizás la razón que más beneficia a los cristianos en solitario es la oportunidad de recibir ánimo. Hebreos 10:24-25 dice: "Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca". Vivir la vida cristiana en un mundo anticristiano puede ser bastante desmoralizante. Incluso si el mundo no estuviera en contra de nosotros, la naturaleza caída de este mundo puede provocar mucho dolor. Cuando nos relacionamos con otras personas que conocen la esperanza de Cristo, podemos consolarnos mutuamente y hablar con palabras de vida y esperanza (2 Corintios 1:3-7; Romanos 12:15).

A los cristianos se les llama miembros de un solo cuerpo (1 Corintios 12:12-31) y hermanos en Cristo (1 Juan 3:1-3; Romanos 8:15-17; Lucas 8:21). Como cristianos, somos miembros de una familia espiritual. De alguna manera, tenemos una gran responsabilidad con los demás. Es en la relación con otros creyentes donde se vive más plenamente la vida cristiana.

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