¿Cuál es el propósito de los pasajes de advertencia en las Escrituras?

Hay pasajes que nos advierten en las Escrituras. Algunas advertencias son sobre el pecado o contra la falsa enseñanza. Otras nos alertan sobre los planes del Diablo o las señales del fin de los tiempos. Con el fin de mantener las cosas simples en este artículo, discutiremos dos categorías principales de advertencias: advertencias relacionadas con la salvación y advertencias relacionadas con la santificación. Estas dos categorías van juntas.

Una persona puede profesar a Cristo y no ser cristiano; una persona puede profesar enseñar el evangelio y estar descarriando a otros. Jesús nos da una advertencia clara sobre esto en Mateo 7:21-23: "No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad". Todos los creyentes deben examinarse a sí mismos para ver dónde está realmente su fe (2 Corintios 13:5).

¿Cuáles son las señales de un verdadero creyente? Busca una vida transformada. Nadie que haya sido verdaderamente salvo continuará pecando normalmente sin arrepentirse (ver Hebreos 6:4-6 y Hebreos 10:26). Si profesas ser salvo, pero no tienes evidencia de la transformación del Espíritu Santo en tu vida, es posible que te hayan enseñado un evangelio falso o incompleto (2 Corintios 5:17). Pablo describe la perseverancia en la fe como la evidencia de la verdadera salvación duradera: "Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano" (1 Corintios 15:1b-2). Los verdaderos creyentes no abandonarán a Cristo ni negarán la verdad del Evangelio. Todos los creyentes experimentarán ataques de un mundo que no cree en Cristo, pero los verdaderos creyentes no rechazarán a Cristo; su fe no naufragará (1 Timoteo 1:18-20).

Como ya habrás comprendido, la salvación y la santificación van de la mano. Mientras que la salvación ocurre una vez, la santificación es un proceso continuo. Hasta los verdaderos creyentes pecarán (Romanos 3:23; 1 Juan 1:8-10). La santificación no significa que tenemos que ser "perfectos" desde el momento de la salvación en adelante; significa que cuando cometemos un error, reconocemos nuestro pecado, y buscamos Su poder para continuar viviendo una vida que lo glorifique: "Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos. Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?" (1 Juan 5:3-5).

Cuando vivimos en pecado, estamos esclavizados a él; cuando somos hijos de Dios, aunque pequemos, nos apartamos rápidamente de nuestro pecado y seguimos viviendo en la libertad de Cristo (Gálatas 5:1; Filipenses 2:12-13).

Es un signo de salud espiritual darnos cuenta de las áreas de nuestra propia vida en las que necesitamos ser santificados y ser perdonados y liberados de esas cosas. Este proceso debe continuar progresivamente a lo largo de nuestras vidas. Hebreos 10:14 dice: "porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados". El sacrificio de Cristo y nuestra salvación ocurrieron una vez, pero el proceso de santificación es continuo. El proceso de santificación es la manera en que progresivamente continuamos llegando a ser más como Cristo; es cómo nos preparamos para la eternidad con Él.

Podemos estar seguros de que tenemos la salvación en Cristo (1 Juan 5:13). Jesús es el "perfeccionador" de nuestra fe (Hebreos 12:2), y Dios completará la obra que ha comenzado en nosotros (Filipenses 1:6). A los que no creen de verdad se les pide que se arrepientan y acudan a Cristo para salvación, y a los que creen en Jesús se les pide que vivan una vida santa y santificada, como la que Dios quiere que todos los creyentes vivan. Estos son los propósitos esenciales de los pasajes bíblicos de advertencia.