¿Qué significa ser la niña de los ojos de Dios?

Hay unos cuantos versículos en el Antiguo Testamento que hablan de la "niña de tus ojos", así que vamos a empezar hablando de lo que es la niña de tus ojos dentro de un contexto bíblico. En hebreo antiguo, la palabra ishon se usa para "niña" y está conectada con la palabra raíz ish, que significa "hombre". Al mirar la etimología de la palabra, nos damos cuenta de que el ishon se conoce como "el hombrecito del ojo". Esencialmente, la niña del ojo es la pupila. La pupila es lo que nos permite ver y que nos vean. Si miras a alguien directamente a los ojos, habrás notado que puedes ver tu reflejo en su pupila. Eso es un ejemplo de ser "el hombrecito del ojo". Significa que eres el centro del enfoque de esa persona, y ella es el centro de tu enfoque.

En Proverbios, un hijo está siendo instruido en los caminos de la sabiduría. Se le dice que guarde los mandatos de la sabiduría: "Hijo mío, guarda mis razones, y atesora contigo mis mandamientos. Guarda mis mandamientos y vivirás, y mi ley como las niñas de tus ojos" (Proverbios 7:1-2). Este proverbio puede estar dirigido a un hijo, pero se aplica a todos nosotros. El gran valor que debemos otorgar a la enseñanza aparece en el lugar en el que se nos ordena guardarla: siempre a la vista, nuestro principal objetivo. Si guardar los mandamientos es equivalente a tener vida, se puede deducir que guardar las "enseñanzas como la niña de tus ojos" es otra forma de decir lo mismo; al hacerlo nos mantenemos a salvo.

Puesto que valoramos nuestro sentido de la vista, cuidamos nuestros ojos tanto como podamos. David está orando por protección de los enemigos en el Salmo 17:8-9 y utiliza esta frase: "Guárdame como a la niña de tus ojos; escóndeme bajo la sombra de tus alas, de la vista de los malos que me oprimen, de mis enemigos que buscan mi vida". Deuteronomio 32 muestra el cuidado protector del Señor hacia los israelitas mientras estaban en el desierto: "Lo trajo alrededor, lo instruyó, lo guardó como a la niña de su ojo" (Deuteronomio 32:10). Ambos versículos nos indican que ser la niña de los ojos de Dios es estar en un lugar de protección.

Ser la niña de los ojos de Dios significa estar en el centro de Su atención y protección. Él ama y protege incluso cuando Su pueblo es obstinado y rebelde o está atrapado en la peor de las situaciones. Su cuidado es constante. Igualmente, debemos mantener a Dios y Sus instrucciones como si fueran la niña de nuestros ojos. Cuando nos centramos en Él, nuestra propia rebeldía y preocupación se desvanece al vernos donde realmente estamos si estamos en Cristo, protegidos como la niña de los ojos de Dios.