¿Cómo puede un creyente encontrar consuelo después de la muerte de un padre?

La muerte de un padre es desgarradora. Ya sea esperado o inesperado, puede hacernos sentir solos y perdidos. Es difícil saber qué hacer cuando estamos acostumbrados a acudir a nuestros padres en busca de consuelo y consejo. En esos momentos debemos volvernos a Dios, quien es el consolador último.

El duelo es normal y una parte importante de la sanación después de perder a un padre. A lo largo de la Biblia hay muchos ejemplos de personas que lamentan la pérdida de un ser querido. De hecho, Jesús lloró cuando murió su amigo Lázaro y muchos lloraron cuando murió Jesús (Juan 11:35; Lucas 23:27). Curiosamente, Jesús resucitó a Lázaro de entre los muertos y luego Él mismo resucitó de entre los muertos (Juan 11; Mateo 28: 5-7).

Por lo tanto, si bien hay un momento de duelo, también habrá un momento de regocijo. Si nuestro padre es creyente, tenemos la esperanza de volver a verlo en el cielo. Como creyentes sabemos que Cristo ha vencido la muerte y al poner nuestra fe en Él también podemos vencerla (Juan 11:25). Podemos estar en paz sabiendo que nuestros padres ya no están sufriendo, sino que están en la presencia de Dios.

Si no estamos seguros de la salvación de nuestros padres, la pérdida puede ser más difícil de aceptar. No obstante, todavía podemos encontrar consuelo en Dios. Como nuestro Padre celestial, Él nos cuidará (2 Corintios 1: 3-4). Puede que no entendamos por qué murió nuestro ser querido, pero podemos confiar en que los caminos de Dios son justos. Si nuestro padre se arrepintiese en sus últimas horas, entonces Dios sería justo para perdonarlo. Además, otros creyentes pueden apoyarnos como nuestra familia espiritual. Podemos tener esperanza sabiendo que el dolor de nuestra pérdida solo será temporal. “Él les enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir” (Apocalipsis 21: 4).