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"Misiones a corto plazo" es un término genérico para referirse a los viajes misioneros cristianos que duran menos de un año y que los realizan personas que no son misioneros a tiempo completo. Aunque estos misioneros generalmente están altamente capacitados y pueden dedicar todo su esfuerzo a una organización misionera, los misioneros a corto plazo normalmente cubren una necesidad práctica temporal en la comunidad, como por ejemplo prestar servicios médicos, dirigir un campamento infantil o realizar obras de construcción, mientras comparten el Evangelio. Los viajes misioneros a corto plazo son muy comunes entre los estudiantes de secundaria y universitarios. Aunque en el Nuevo Testamento se dan ejemplos de misioneros a corto plazo, el concepto tomó fuerza recientemente, en la década de 1950-1960.
Las misiones a corto plazo tienen ventajas y desventajas.
La primera ventaja es que permite servir y enseñar el Evangelio a personas de otra cultura sin que la vida del misionero se vea completamente alterada. Los cristianos que tienen corazón para la evangelización pueden aprovechar al máximo su don durante un viaje. También es una buena idea para las personas que están considerando las misiones a tiempo completo. Podrán hacerse una idea de cómo es el trabajo en el campo y qué trabajo o país específico sería el más adecuado para ellos.
La segunda ventaja general es que las misiones a corto plazo permiten tener una visión más amplia del mundo. Los misioneros a corto plazo se enfrentarán a una cultura diferente y a retos a los que nunca antes se habían enfrentado. Además, podrán desarrollar un verdadero amor por los demás. Igualmente, valorarán lo que afrontan los misioneros a tiempo completo y alentarán a sus compatriotas a seguir apoyando las misiones internacionales.
La comunidad misionera también señala algunas desventajas de los viajes misioneros a corto plazo. Si el viaje y las personas no están bien organizados, es posible que no haya nada que hacer. Hay historias de ministerios que dan a los misioneros trabajo sin sentido porque no tenían un proyecto disponible. Por otra parte, es posible que los misioneros se pongan a trabajar en un proyecto que sería mejor que llevara a cabo una persona local que necesite los ingresos. Por lo general, es mejor coordinar las misiones a corto plazo con una organización que haya invertido a largo plazo en la comunidad y sea consciente de lo que más les conviene.
El otro gran problema que puede surgir es que los misioneros a corto plazo no tengan una actitud correcta. Las misiones son una forma de conectar con la gente, servirla y acercarla a Cristo. Si el misionero llega con una actitud arrogante, como si les estuviera haciendo un favor a las personas del lugar, no les estará mostrando el amor de Jesús.
Con una preparación adecuada se pueden evitar la mayoría de los inconvenientes de las misiones a corto plazo. Específicamente, el ministerio o la organización misionera necesita investigar cuidadosamente a sus eventuales misioneros y determinar cuál es la mejor manera en que pueden servir. Los supervisores en el terreno deben decidir con antelación qué trabajo hay que hacer y prepararse para los equipos que llegan. Los misioneros también deben prepararse, aprendiendo sobre la cultura, consiguiendo lo que necesitan y averiguando lo que esperarán de ellos.
El concepto de misiones a corto plazo es bíblico. Cada vez que un pastor de una iglesia del Nuevo Testamento, como Timoteo, viajaba para ministrar en otro lugar durante unos meses, era un viaje de misiones a corto plazo. Si se llevan a cabo con preparación, formación y compasión, las misiones de corta duración pueden ser muy fructíferas tanto para el misionero como para las personas con las que se encuentra.