¿Qué significa que mi ayuda viene del Señor (Salmo 121:2)?

El Salmo 121 es conocido como uno de los "Cantos de la Ascensión", que es una colección de salmos que tradicionalmente se cree que cantaban los judíos en sus viajes al templo de Jerusalén para una de las tres principales fiestas anuales judías. El comienzo del Salmo 121 dice: "Alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene del Señor, que hizo los cielos y la tierra" (Salmo 121:1-2). La pregunta "¿de dónde vendrá mi socorro?" se responde inmediatamente: "Mi socorro viene del Señor". El salmo continúa declarando la confianza en Dios como una fuente permanente y completa de protección.

En esta representación visual, el salmista mira hacia las montañas, buscando la fuente de su ayuda. Descubre que es Dios. Cuando nos encontramos en un valle profundo o cuando nos enfrentamos al reto de subir una montaña, nosotros también podemos mirar a Dios. Él no sólo está por encima de nuestros problemas; es el Señor de todo (Salmo 103:19). Tal vez lo más increíble sea reflexionar sobre el hecho de que Dios no sólo está por encima de nosotros, sino que también camina a nuestro lado en nuestras luchas (Salmo 23:4). Dios promete que nos ayudará. Les dijo a los israelitas: "No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia" (Isaías 41:10). Vemos promesas similares para todos los creyentes en Jesucristo en pasajes como Hebreos 13:5, Juan 14:16, 27, Juan 16:33 y Mateo 28:20.

Dios ya nos ha dado más ayuda y bondad de la que podríamos merecer. Envió a Jesucristo, Su único Hijo, para que fuera nuestro camino de salvación (Juan 3:16-18), y nos ha dado el Espíritu Santo como consolador y guía mientras caminamos por la vida (Juan 14:17, 26; 15:26; Efesios 1:13-14).

¿De qué otra manera nos ayuda Dios? He aquí algunas formas:

- Nos sostiene (Salmo 55:22)
- Nos protege (Salmo 91)
- Nos establece (2 Tesalonicenses 3:3)
- Nunca nos abandonará (Hebreos 13:5-6; Deuteronomio 31:6)
- Nos consuela (Salmo 94:19)
- Hace que las cosas obren para bien (Romanos 8:28-30)
- Nos ayuda a resistir la tentación de hacer el mal (1 Corintios 10:13)
- Nos da paz (Juan 14:27)
- Cuida de nosotros (1 Pedro 5:7)
- Nos redime (Efesios 1:7)
- Nos libra (Salmo 34:4)
- Nos da una herencia (Efesios 1:11; 1 Pedro 1:3-5)

No importa los problemas que enfrentemos, Dios puede ayudarnos a atravesarlos. Él no es simplemente un ayudante; Él es la persona que nos ayuda, quien nos sostiene en cada momento. Como dijo David: "He aquí, Dios es el que me ayuda; el Señor está con los que sostienen mi vida" (Salmo 54:4).