¿Las mascotas/animales van al cielo?
A muchos de nosotros nos gustan los animales. De hecho, no hay duda de que nuestras vidas en la Tierra se enriquecen y llenan más con la presencia de nuestros animales y mascotas. ¿Quién puede resistirse al alegre meneo de cola con que nos reciben nuestros perros al llegar a casa? ¿O al peludo abrazo de un gato que ronronea en nuestras rodillas en una noche fría? ¿Quién puede mirar a un hermoso caballo brincando por los prados y no maravillarse ante su fuerza y majestuosidad? Claramente, el aliento de vida que Dios nos dio está presente en los animales igual que en el hombre (Génesis 1:30, 6:17, 7:15, 22), y Dios declaró que Su creación de animales era buena (Génesis 1:25). Entonces, ¿cómo podemos imaginar que el cielo pueda ser totalmente feliz sin la presencia de nuestras mascotas y animales? La Biblia no nos dice específicamente si las mascotas/animales tienen "alma" o si estarán en el cielo. La humanidad, creada a imagen de Dios (Génesis 1:26-27), tiene la capacidad de elegir la vida eterna en el cielo gracias al plan de Dios de enviar a Su Hijo para pagar por nuestros pecados en la cruz. Los animales no tienen esa capacidad de elección, ni han sido creados a imagen del Dios vivo. Así que, si lo miramos estrictamente desde el punto de vista teológico, los animales no estarán en el cielo porque no tienen la capacidad de elegir o rechazar el único acceso al cielo: Jesucristo. Sin embargo, es lógico decir que el aliento de vida que existe en los animales y mascotas tiene que ir a alguna parte cuando mueren, y muchos creen que vuelve al Creador. Así que, en ese sentido, la vida del animal regresa a Dios cuando abandona el cuerpo del animal. Desconocemos qué forma adopta cuando regresa a Dios, en caso de que lo haga. No hay pruebas en las Escrituras para afirmar o negar esta teoría, pero para aquellos que han perdido una mascota, esto brinda un gran consuelo.
No hay ninguna razón por la que no pueda haber animales en la tierra nueva (Apocalipsis 21:1), y la Biblia afirma que los habrá durante el reino milenario (Isaías 11:6, 65:25). No se sabe si incluirán los animales y mascotas que conocimos o tuvimos personalmente en la tierra. Sin embargo, lo más importante es que nuestro gozo en el cielo será completo, con o sin nuestros animales. La ausencia de una mascota amada en la tierra, o de una persona, no reducirá la dicha que experimentaremos en el cielo. Nuestro gozo vendrá por estar en la presencia de Dios y por estar completamente libres de pecado para disfrutar de Su comunión. No habrá lágrimas en el cielo, ni siquiera para aquellos que no se han unido a nosotros allí (Apocalipsis 21:4). Nuestro gozo en la presencia de nuestro Señor y Salvador será completo y sin impedimentos por toda la eternidad.
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