Es indudable que los seres humanos tenemos voluntad, ya que tomamos decisiones continuamente. Sin embargo, cuando se añade la palabra “libre”, conlleva la idea de tomar una decisión o emprender una acción sin influencia o control externos. La Biblia sólo presenta a Dios como absolutamente soberano y libre de influencias o controles externos. Nada puede suceder si Dios no lo permite. Así que, no, la voluntad humana no es técnicamente libre. Además, nuestra voluntad es afectada por nuestra naturaleza pecaminosa, influencias pecaminosas, y nuestras propias limitaciones como humanos. ¿Tienen los seres humanos voluntad? Sí. ¿Son los seres humanos verdadera y plenamente responsables de sus actos? Sí. ¿Tienen los seres humanos la capacidad de tomar decisiones completamente libres de toda influencia externa? No.
Si tu voluntad no es plenamente libre y estás limitado por tu naturaleza pecaminosa y las limitaciones humanas, esta realidad señala tu profunda dependencia de Dios. En lugar de intentar navegar por la vida basándote únicamente en tu imperfecto entendimiento, debes reconocer humildemente tu necesidad de Su sabiduría y buscar Su verdad para que guíe tus decisiones. Puesto que tus decisiones se ven influidas por diversos factores que escapan a tu control, resulta aún más esencial apoyarte en la Palabra y la verdad de Dios, en Su Espíritu Santo que vive en los creyentes y te recuerda la verdad, y en Su conocimiento soberano de lo que es mejor para ti. En la práctica, esto significa buscar intencionadamente Su Palabra y pasar tiempo en oración, permitiendo que Su verdad moldee tus decisiones y acciones, para que puedas caminar en Su voluntad y evitar las trampas de confiar en tu propia perspectiva limitada. Depender de Dios no es un signo de debilidad, sino un reconocimiento de Su fuerza y de la sabiduría que Él te ofrece para ayudarte a vivir correcta y plenamente de acuerdo con Sus planes. Eres responsable de tus decisiones y de las consecuencias que conllevan, pero, afortunadamente, Dios te ha dado todo lo que necesitas para la vida y la piedad (2 Pedro 1:3). Necesitas permanecer en Él y permitir que Su verdad y bondad te moldeen y guíen.