¿Qué dice la Biblia?
Hay diferentes maneras de glorificar a Dios en nuestra vida diaria. Podemos meditar en Su palabra (Salmo 1; 119:11; Mateo 4:1-11), abandonar los deseos carnales y perversos (Lucas 9:23), ofrecernos a Dios como "sacrificios vivos" (Romanos 12:1-2), y reservar y preparar nuestros cuerpos físicos como instrumentos para los propósitos de Dios (1 Corintios 6:19-20; 1 Corintios 9:26-27). Al nacer de nuevo espiritualmente, nuestro espíritu se renueva y podemos buscar la gloria de Dios en nuestras actividades cotidianas (1 Corintios 10:31) y vivir los frutos del Espíritu (Gálatas 5:22-23). También podemos glorificar a Dios mediante pensamientos que lo honren (Filipenses 4:8) y nuestro trabajo diario (Colosenses 3:23). En última instancia, no podemos atribuirnos el mérito de nada bueno; toda la gloria pertenece a Dios (Apocalipsis 4:11).