¿Qué significa el favor o la bondad de Dios?

La mejor definición de la palabra favor o bondad es "deleite que se demuestra". Tener el favor del Señor significa que el Señor está de acuerdo con la persona y que le ha demostrado Su bondad. Cuando pensamos en alguien que tiene el favor de Dios, pensamos en alguien en cuya vida vemos una evidencia tangible de la aprobación de Dios. Por ejemplo, un padre muestra bondad a sus hijos manifestando su amor y guiándolos. Les demuestra deleite cuando desea pasar tiempo con sus hijos y les ayuda a convertirse en personas sanas. El favor o la bondad a menudo se manifiesta en ambas direcciones. Cuando las personas se favorecen mutuamente, buscan estar conectadas entre sí. Dios muestra Su favor cuando se relaciona con Su pueblo y siendo un escudo que los guía y los protege (Salmo 5:12).

El Señor nos pide que busquemos Su favor, y en la Biblia hay personas que claman por el favor y la gracia de Dios (2 Reyes 13:4; Jeremías 26:19; Sofonías 2:3). David dice en el Salmo 119:58: "Supliqué tu favor con todo mi corazón; ten piedad de mí conforme a tu promesa - LBLA". Hay que decir que sólo los que están en Jesucristo pueden experimentar el favor de Dios. Es por la justicia de Jesús que recibimos el perdón de los pecados y llegamos a ser hijos de Dios (Juan 1:12-13; 2 Corintios 5:16-21; Hebreos 4:14-16). Una vez que somos hijos de Dios, podemos buscar el favor de Dios por lo que Él es, no por las cosas que Él nos pueda proveer. Podemos buscar el favor de Dios humillando nuestros corazones ante Él (2 Reyes 22:19) y queriendo mostrarle amor con todo nuestro ser (Marcos 12:30; Lucas 10:27).

Hay algunas cosas que podemos hacer para empezar a buscar el favor del Señor. Primero debemos buscar la justicia, la cual prepara nuestros corazones y da lugar al Señor (Mateo 6:33; Salmo 5:12). Debemos humillar nuestros corazones ante Dios porque Isaías 66:2 dice: "... pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra". También podemos ganar el favor de Dios buscando la sabiduría. Proverbios 8:35 dice que el que encuentra la sabiduría, "hallará la vida, y alcanzará el favor del Señor". También debemos honrar el favor del Señor por sobre el favor de cualquier otra persona, incluso sobre nosotros mismos. Esto significa que debemos desear agradarle a Él más que a nosotros mismos (Hebreos 11:25). El Señor se complace en favorecer a quienes lo aman, para poder protegerlos, relacionarse con ellos y guiarlos (Salmo 37:23; Proverbios 3:5-6).

Lamentablemente, los que tienen el favor del Señor siguen sufriendo, y, por otro lado, los que tienen vidas aparentemente perfectas no siempre tienen el favor de Dios (Jeremías 12:1; Salmo 37:7; 73:1-28). Obtener el favor de Dios no significa que estemos libres de las dificultades de este mundo (Juan 16:33; 2 Corintios 6:4; Hechos 14:22; 20:23; 1 Pedro 2:19). Múltiples ejemplos bíblicos nos muestran que aquellos a quienes el Señor favorece no están libres del sufrimiento del mundo. Hay muchas personas a las que Dios favoreció en la Biblia que aun así tuvieron dificultades. Encontramos esperanza en las historias de Noé (Génesis 6:8), Moisés (Éxodo 32:7-14; 33:13), Daniel (Daniel 10:19) y María (Lucas 1:28), porque fueron altamente favorecidos por Dios, y sin embargo superaron enormes obstáculos y dificultades. De hecho, decir que fueron meras dificultades es minimizar la magnitud de sus situaciones.

Sin embargo, de sus historias aprendemos que Dios nunca abandona a los que favorece. Su favor lo podemos sentir en el espíritu. Con el favor del Señor, tenemos la paz en nuestro espíritu de que nuestros pecados son perdonados (Romanos 4:7). También podemos sentir la confianza de que, sin importar lo que nos suceda en este mundo, estamos dentro del plan de Dios (Salmo 86:11), y que Él está siempre con nosotros (Isaías 41:10; Mateo 28:20). Mientras caminamos con el favor de Dios, Él nos equipa en nuestras luchas (Salmo 34:15). Nuestra devoción y confianza en Él serán recompensadas (Mateo 10:42; Apocalipsis 2:10), y nuestros ojos se iluminarán ante las bendiciones en nuestras situaciones que antes no se veían.