¿Por qué la falta de fe es una lucha tan frecuente?

Como cristianos debemos caminar por fe. De hecho, somos salvos por la gracia de Dios, a través de la fe (Efesios 2:8). Hebreos 11:6 dice: "Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan". Caminar por fe requiere práctica; no se produce por sí sola. La fe es como un músculo que hay que fortalecer.

Desde un principio, debemos aclarar que la fe no es una creencia ciega que supuestamente existe por arte de magia sin ninguna prueba o evidencia. Por el contrario, la fe es una confianza total, una creencia que se fundamenta en la confianza en la persona de Dios y en Su naturaleza. Esta confianza es algo que crece con el tiempo. El conflicto con la fe entra en escena cuando tratamos de equilibrar las verdades que podemos ver con las que no podemos ver: "La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve" (Hebreos 11:1). Podemos comprender fácilmente una verdad de la que podemos ver toda la evidencia física, pero la verdad del evangelio es una que no se puede ver en la carne, sino que hay que creer (2 Corintios 5:7).

El cristianismo está completamente fundado en una creencia en Dios que se activa cuando ponemos nuestra fe en las obras y la persona de su Hijo, Jesucristo. La Biblia es un registro de la fidelidad de Dios con las personas desde la creación y una señal de Su fidelidad que está por venir.

Por supuesto, cuando llegamos a un lugar de fe, habrá oposición. Las normas culturales y las creencias que se aceptan en el mundo, los deseos pecaminosos de nuestra carne y los intentos de engaño por parte de Satanás y sus demonios son cosas a las que tendremos que enfrentarnos y contra las que tendremos que levantarnos. ¿Cómo podemos hacerlo? Tomando la Palabra de Dios, que es el escudo de la fe: "Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno" (Efesios 6:16). La Palabra de Dios nos ayuda a recordar la fidelidad de Dios, y nos da una confianza continua en Su bondad.

La causa principal de nuestra falta de fe es que no tenemos una relación verdadera con el Dios en el que decimos poner nuestra fe. Así como no confiamos en personas extrañas cuando nos relacionamos con ellas, no podemos confiar plenamente en un Dios que es un extraño para nosotros. A medida que invertimos en nuestra relación con Dios, llegamos a conocerlo mejor y desarrollamos un mayor nivel de confianza en Él y en Sus caminos porque los vemos en acción. Es difícil confiar en alguien a quien no conocemos. La respuesta es conocer a Dios.

¿Cómo podemos aumentar nuestra fe? Creciendo en nuestro conocimiento y comprensión de la Palabra de Dios y pasando tiempo en oración, llegando a conocerlo a Él y a Su naturaleza: "Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios" (Romanos 10:17). Podemos escuchar la Palabra asistiendo a la iglesia, dedicando tiempo a la lectura personal de la Biblia y a la oración, escuchando sermones en internet o formando parte de un estudio bíblico, por mencionar algunos.

Mantener nuestra fe firme requiere disciplina e invertir nuestro tiempo y esfuerzo mental. Habrá altibajos naturales, pero debemos permanecer unidos a Cristo. Si fuera fácil seguir a Cristo y tener fe, todo el mundo lo haría. Incluso los israelitas lucharon con su fe en el desierto después de que Dios los liberara de la esclavitud en Egipto y los guiara con seguridad por el desierto (Éxodo 32:1-6).

Siempre habrá cosas que nos hagan dudar o luchar con la falta de fe. La buena noticia es que, aunque nos sintamos faltos de fe, Dios siempre será fiel con nosotros (2 Timoteo 2:13). Tenemos que dar prioridad a recordar la bondad de Dios y cómo nos ha sido fiel en el pasado. Esto aumentará nuestra fe y nos dará fortaleza para los días venideros: "Porque recta es la palabra del Señor, y toda su obra es hecha con fidelidad" (Salmo 33:4).