¿Por qué un espíritu malo de parte de Dios atormentó al rey Saúl?
El rey Saúl fue el primer rey de Israel, y después de repetidos actos de desobediencia (1 Samuel 13:1-14; 15:1-35), la Biblia dice: "El Espíritu del Señor se apartó de Saúl, y le atormentaba un espíritu malo de parte del Señor " (1 Samuel 16:14). El espíritu malo no era una presencia continua -Saúl no estaba poseído-, pero con frecuencia se le acercaba y lo atormentaba. ¿Cómo podía un espíritu malo venir "de parte del SEÑOR"? ¿Por qué permitiría Dios que un espíritu malo atormentara a Saúl? ¿Cuál era el propósito de esto? Desde el primer capítulo del Libro de Job, vemos que Satanás y los espíritus malos no son autónomos, es decir, deben pedir permiso a Dios antes de hacer ciertas cosas (Job 1:12; 2:6). Dios es un gobernante absoluto; es completamente soberano sobre Su creación, incluyendo a los espíritus malos. Ellos reconocen Su autoridad, y reconocieron la autoridad de Jesucristo, que era una señal de la unidad de Jesús con el Padre (Marcos 5:1-13). El espíritu malo que atormentaba a Saúl estaba maliciosamente dispuesto a atormentarlo, pero no podría haberlo hecho a menos que Dios se lo permitiera. Lo más probable es que hubiera dos razones por las que Dios permitió que el espíritu atormentara al rey Saúl.
Primero, probablemente fue una forma de conectar providencialmente al rey Saúl con el futuro rey, David. Los siervos de Saúl, al ver cómo sufría bajo el tormento del espíritu, buscaron a alguien que tocara la lira para el rey y lo calmara. Cuando encontraron a David, Saúl dijo: "Yo te ruego que esté David conmigo, pues ha hallado gracia en mis ojos" (1 Samuel 16:22). Cuando David tocaba el arpa, el espíritu malo abandonaba a Saúl y éste se sentía mejor (1 Samuel 16:21-23).
En segundo lugar, posiblemente fue un acto de disciplina para corregir el comportamiento del rey Saúl y lograr que dejara de ser desobediente. Alguien ha dicho que "el dolor es el megáfono de Dios". Aunque no es cierto en todas las situaciones, el dolor físico, la presencia de espíritus malos u otras penurias pueden ser disciplina de Dios, nuestro Padre, que no quiere que continuemos en el pecado, sino que desea que demos el "fruto apacible de justicia" (Hebreos 12:7-11; Proverbios 3:11-12). Muchas veces tenemos la tentación de desligar las cosas desagradables y la mano de Dios, aunque la Biblia deja claro que Él permite y aprueba la disciplina para Sus hijos. Hebreos 12:7-13 nos exhorta: "Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos....pero este para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad....Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas; y haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado". Incluso cuando las dificultades son simplemente el resultado natural de vivir en un mundo caído, podemos confiar en que Dios ciertamente utiliza cada circunstancia para la santificación y el bien final de Sus discípulos (Romanos 8:28-30). En el caso de Saúl, el espíritu malo parece haber sido un acto de disciplina.
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