¿Es Dios perfecto?

Sí, Dios es perfecto, completo y sin defectos en Su carácter o en Sus obras. Esto significa que podemos confiar plenamente en Él: "Él es la Roca, cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectitud; Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en él; es justo y recto" (Deuteronomio 32:4). Dios no puede cometer errores. Esto sería contrario a Su propia naturaleza. A Dios no le falta nada. Nadie puede ponerlo en duda, pues no hay nadie como Él.

Dios es perfecto y Él mismo establece esa norma de perfección. No se puede encontrar a Dios con defectos porque significaría que se ha establecido otro estándar de perfección, que hay algo más alto que Él, que haría que eso fuera dios. El Salmo 19:7 dice "La ley del Señor es perfecta, que convierte el alma; el testimonio del Señor es fiel, que hace sabio al sencillo". Desde siempre, la humanidad ha tratado de exaltarse a sí misma y a sus propias opiniones por encima de las de Dios. Ellos hacen acusaciones de que Dios se equivoca o afirman que ellos podrían hacer un mejor trabajo dirigiendo las cosas que Él está haciendo. Perspectivas como estas son orgullosas porque son esencialmente un intento de colocarnos como humanos en el trono de Dios.

Cada cualidad de Dios y cada decisión que toma es perfecta. Él es fiel, justo, puro, amable y amoroso. Nos ha proporcionado Su Palabra, la cual nos permite vislumbrar todos Sus atributos. Su Palabra también es perfecta: "Las palabras del Señor son palabras limpias, como plata refinada en horno de tierra, purificada siete veces" (Salmo 12:6). Su camino es perfecto y sus palabras son siempre verdaderas: "Toda palabra de Dios es limpia; Él es escudo a los que en él esperan" (Proverbios 30:5; ver también el Salmo 18:30).

Jesús es el Hijo de Dios y vivió una vida sin pecado aquí en la tierra. Al creer en Jesucristo como Señor, tenemos el mandato de vivir como lo hizo Él: "Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto" (Mateo 5:48). Por supuesto, sólo Jesús es perfecto, pero como cristianos, tenemos el poder de Dios actuando en nosotros mediante la presencia del Espíritu Santo (Efesios 1:3-14; Filipenses 2:12-13; 2 Pedro 1:3-8). Vemos la evidencia de la obra transformadora del Espíritu cuando vemos el fruto del Espíritu presente en nuestras vidas: "Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre, templanza" (Gálatas 5:22-23). El Espíritu nos ayuda a parecernos cada vez más a Dios mientras seguimos a Cristo. Podemos tener una confianza total en la Palabra de Dios, en Su carácter y en Su capacidad para dirigirnos y guiarnos en toda nuestra vida mientras caminamos con Él tanto en los momentos de gozo como en los difíciles (Salmo 23).