¿A quién se refería Jesús cuando dijo 'El que tiene oídos para oír...'?
La frase "oídos para oír" se utiliza en toda la Biblia, comenzando por Deuteronomio 29:4. Moisés estaba reprendiendo a los israelitas rebeldes diciendo: "Pero hasta hoy el Señor no os ha dado corazón para entender, ni ojos para ver, ni oídos para oír". No se refería a la audición física, sino a los que podían oír los mandamientos del Señor, pero no entendían ni querían actuar según esas palabras (Jeremías 5:21; Ezequiel 12:2). Los que no tienen "oídos para oír" están espiritualmente muertos y no pueden obedecer a Dios a menos que respondan a Su obra en sus corazones (Juan 6:65; Romanos 11:8). Jesús repite esta frase muchas veces en los Evangelios (Mateo 11:15; Marcos 4:23; Lucas 14:35). "Tener oídos para oír" era un modismo común que se refería a aquellos cuyos corazones estaban listos para actuar según la verdad que se les daba. Miles fueron impactados por el ministerio terrenal de Jesús, no obstante, sólo un pequeño grupo tenía "oídos para oír". En Juan 6:66, Jesús había explicado de nuevo acerca de quién es Él, pero Juan relata que, "Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él" Estas eran personas que habían escuchado Su mensaje, pero sus corazones no habían sido avivados con el deseo de obedecerlo. Sólo los que tenían "oídos para oír" se quedaron porque reconocieron que Jesús tenía "palabras de vida eterna" (Juan 6:68-69).
En la cultura moderna, el Evangelio está más disponible que nunca. Sin embargo, el ateísmo va en aumento porque, incluso en nuestros días, la mayoría de la gente no tiene oídos para oír. Jesús dijo que nadie puede venir a Él si el Padre no lo atrae primero (Juan 6:44). Es el Espíritu Santo quien nos da oídos para oír, pero es nuestra responsabilidad actuar conforme a ese don o es posible que ya no lo recibamos (Hebreos 3:15; Romanos 1:18-32). Cuando respondemos a la verdad que hemos recibido, se nos puede confiar más (Marcos 4:25). Sabiduría y mayor comprensión son las recompensas para quienes tienen oídos para oír.
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