¿Qué significa 'el Señor es mi luz y mi salvación' (Salmo 27:1)?

El Salmo 27:1 comienza diciendo: "el Señor es mi luz y mi salvación". El Señor es, literalmente, nuestra salvación. Al continuar leyendo el Salmo, vemos que David, el salmista en este caso, se refiere a la protección de Dios sobre sus enemigos físicos. Por supuesto, sabemos que nuestra salvación, en un sentido eterno, es por la gracia de Dios mediante la fe en Jesús (Efesios 2:1-10). Pero más allá de este significado directo, la frase contiene significados metafóricos que nos revelan a Dios y Sus caminos.

"El Señor es mi luz": La luz representa todo lo que es bueno y también es una fuente de guía. El Señor es la fuente de toda bondad y luz en nuestras vidas. Él nos ha dado Su Palabra como guía: "Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino" (Salmo 119:105). Cuando ponemos nuestra fe en Jesús, recibimos al Espíritu Santo que nos guía (1 Corintios 10:10-16; Efesios 1:12-14). Cuando la oscuridad, incluso la que hay en nuestro propio corazón, nos invade, la presencia y la luz de Dios se mantienen intactas (Salmo 139:7-12). El Señor es la luz que brilla en las tinieblas y nos muestra el camino de la vida.

La vida de Cristo fue la luz que venció las tinieblas para ser nuestra salvación: "En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella" (Juan 1:4-5; ver también Juan 8:12).

"El Señor es mi salvación"—Salvación significa "preservación o liberación de daño, ruina o pérdida". En este versículo, salvación significa que el Señor es nuestra fuente de esperanza, seguridad y protección. Él nos preserva y nos libera. En el Señor se encuentra toda la esperanza. Por medio de Él, gracias a la muerte y resurrección de Jesús, podemos tener la salvación eterna (Juan 3:16-18).

Con el Señor como nuestra luz y salvación, no es de extrañar que la siguiente parte del versículo diga: "¿A quién temeré?". Romanos 8 refleja una idea similar: "Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros...Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro" (Romanos 8:31-34, 38-39).

La segunda mitad del Salmo 27:1 dice: "El Señor es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?". Un baluarte es una fortaleza en tiempos de guerra; es un lugar seguro. El Señor es nuestro lugar seguro y protegido. No hay necesidad de temer. Filipenses 4:5-7 dice: "El Señor está cerca. Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús".

Esta clase de lenguaje metafórico sobre el Dios que nos revela Su carácter se encuentra en toda la Biblia, y con frecuencia en el libro de los Salmos. Otro versículo similar en los Salmos dice: "Pero la salvación de los justos es del Señor, y él es su fortaleza en el tiempo de la angustia" (Salmo 37:39). En la Biblia aprendemos una y otra vez que Dios es nuestra fuente de todo lo bueno. Él es nuestra luz, nuestro lugar seguro y nuestra salvación. Si somos Sus hijos por medio de la fe en Jesucristo, podemos descansar con seguridad en Él (Juan 1:12; 16:33; Lucas 12:22-34).