¿Dónde está Dios en este momento? Cuando hay dolor en la vida y hay dificultades, ¿dónde está Dios?

Dios es omnipresente, es decir, está en todo lugar y en todo momento. El Salmo 139 es una gran descripción de la omnipresencia de Dios. El Salmo 139:7 pregunta: "¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia?". La respuesta es que una persona nunca puede huir de Dios porque Él está siempre presente. Jeremías 23:24 dice: "¿Se ocultará alguno, dice EL SEÑOR, en escondrijos que yo no lo vea? ¿No lleno yo, dice EL SEÑOR, el cielo y la tierra?".

En ocasiones, la Biblia también habla de dónde está Dios en términos más específicos. Con frecuencia se menciona que habita en el cielo. Además, Dios se ha revelado visiblemente de diferentes maneras. Por ejemplo, cuando Dios se le apareció a Moisés en la zarza ardiente (Éxodo 3) y cuando estuvo con los israelitas en el desierto.

En el Nuevo Testamento, Jesús viene a la tierra como la segunda persona del Dios Trino para revelar a Dios a la humanidad. Juan 1:1 define a Jesús como el "Verbo" y lo llama Dios. Juan 1:14 dice: "Y aquel Verbo [Jesús] fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad". Vivió, murió, resucitó y ascendió al Padre en el cielo.

Después de esto, Dios envió al Espíritu Santo para que habitara en aquellos que creen en Él. Efesios 1:13 dice: "En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa".

Por tanto, aunque Dios es omnipresente, también puede estar presente específicamente de otras maneras. Muchas de estas formas se revelaron en el Antiguo Testamento. Jesucristo vino a estar con nosotros como Dios. El Espíritu Santo habita ahora en los que creen en Jesús como Señor.

Pero si Dios está siempre presente, ¿dónde está Dios cuando se sufre y la vida es difícil? El propio Jesús se enfrentó a este reto en la cruz cuando dijo: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?" (Mateo 27:46). En Su momento de dolor, parecía como si a Dios Padre no le importara o no estuviera allí. Sin embargo, está claro que el dolor de Cristo en la cruz fue parte del glorioso plan de Dios para revelar a Jesús resucitado y traer la salvación a muchos.

Esto también se aplica a los tiempos de lucha en nuestras propias vidas. En los momentos difíciles, tendemos a confiar en las emociones. Estas emociones cuestionan si Dios realmente está ahí porque parece que no está obrando durante nuestra lucha. Sin embargo, al igual que con Jesús en la cruz, Dios todavía está obrando incluso cuando no lo sentimos como tal. Romanos 8:28 dice: "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados".

En los momentos en que sentimos a Dios distante, podemos seguir confiando en que Él está ahí, que nos ama y que tiene un propósito para nuestras vidas. Podemos descansar en las promesas de Su Palabra, sabiendo que Su poder se perfecciona en la debilidad (2 Corintios 12:9-10).