¿Qué dice la Biblia sobre los defectos de nacimiento?

Un pasaje que aporta algo de información sobre los defectos de nacimiento se encuentra en Juan 9:2-3: "Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, este o sus padres, para que haya nacido ciego? Respondió Jesús: No es que pecó este, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él". Por estas palabras de Jesús queda claro que los defectos de nacimiento no son, en última instancia, consecuencia del pecado de los padres o del niño, sino que forman parte del plan de Dios para nuestras vidas.

Aunque la Biblia es clara en cuanto a que incluso los defectos de nacimiento forman parte de Su plan divino, como humanos nos resulta extremadamente difícil aceptar o entender cuando esto ocurre. Como cristianos, estamos llamados a ser sensibles y cariñosos con los que sufren discapacidades o defectos de nacimiento, ofreciéndoles toda la ayuda que podamos en el proceso. En vez de tratar de explicar o pretender conocer las razones que hay detrás de un defecto de nacimiento, los creyentes estamos llamados tanto a cuidar de los necesitados como a entristecernos con los que se entristecen en situaciones difíciles (Romanos 12:15).

Las personas afectadas directamente por los defectos de nacimiento, como los padres y otros familiares y amigos, pueden animarse con el ejemplo de Job. Aunque había perdido casi todo lo bueno en su vida y deseaba morir, respondió con confianza en Dios y continuó alabándolo, diciendo: "El Señor dio, y el Señor quitó; sea el nombre del Señor bendito" (Job 1:21).

Otra causa de los defectos de nacimiento es que el mundo está caído y es pecaminoso. Aunque la creación de Dios es buena, no es perfecta. Contaminada por el pecado que apareció con Adán y Eva en el Jardín del Edén (Génesis 3), toda la humanidad ha estado bajo la maldición del pecado en este mundo. Si bien Jesús ofrece una solución para el pecado a través de la fe en Su nombre (Romanos 5:8), las consecuencias de la humanidad caída siguen apareciendo de diferentes maneras, incluso en los más jóvenes.

Aunque muchas veces no conocemos las razones específicas por las que Dios permite que un niño tenga un defecto de nacimiento, sí sabemos que cada niño es creado a imagen de Dios (Génesis 1:27), es amado por Él (Juan 3:16) y tiene un propósito importante en esta vida (Jeremías 1:5). Todo lo que sucede, incluso las dificultades de esta vida, sirven como parte del plan divino del Señor de cambiar vidas para la eternidad.