¿Cuán grande es Dios?

La pregunta "¿Cuán grande es Dios?" a primera vista puede parecer una pregunta infantil. Y es una pregunta que suelen hacer los niños. Pero también es una pregunta con la que los filósofos tratan de entender la existencia y la naturaleza de Dios. El hecho es que Dios trasciende la dimensión física. No es posible definirlo con los estándares humanos en cuanto a tamaño y medidas. Este es el Dios que creó el universo, y el átomo, y todo lo que vemos, sentimos y experimentamos. Algunos pueden decir que Dios es "infinitamente grande". Sin embargo, esto es más un concepto que una representación física. De hecho, el concepto abstracto que denominamos "infinidad" es algo que realmente sólo la mente de Dios puede contener. Dios está "fuera" del tiempo y del espacio. No podemos comprender plenamente la naturaleza de Su ser, aunque nos ha revelado todo lo que necesitamos saber sobre Él e incluso nos invita a que tengamos una relación personal con Él. Con todo, es infructuoso tratar de averiguar la respuesta a la pregunta "¿Cuán grande es Dios?", porque el tamaño de Dios no se puede determinar y ni siquiera es posible que la mente humana lo exprese.

Dios no está hecho de materia y no tiene una forma física como la nuestra. Es por eso que vino a nosotros como Jesucristo -Dios "encarnado" o en el cuerpo- para poder relacionarse con nosotros al mismo nivel que nosotros (Mateo 1:23; Hebreos 2:11, 17; 4:15). Ahora bien, Dios es "espíritu" (Juan 4:24) y es esencialmente diferente del hombre (Isaías 55:9). Somos un alma, conectada a un cuerpo, y existimos dentro de los límites del espacio y el tiempo. Caminamos sobre una línea desde el nacimiento hasta la muerte, y estamos limitados por las dimensiones de nuestros cuerpos. El Señor, en cambio, es eterno (Deuteronomio 33:27) y no está limitado por nada. En el cielo no hay templo, porque "el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero" (Apocalipsis 21:22). Él puede ver a todos los habitantes de la tierra al mismo tiempo (Salmo 33:13-14) y, por lo tanto, no está restringido por el espacio. Simplemente está fuera de esas cosas.

Aunque esto es cierto, Dios se comunica con nosotros (Isaías 40:8; Mateo 4:4), escucha nuestras oraciones (1 Pedro 3:12) y nos ama (Juan 3:16). Es más, aunque es "infinito", se sujetó a un marco temporal lineal y a un cuerpo humano limitado para librarnos de la muerte que nos correspondía por el pecado (Romanos 5:6-9). Imagina lo que debió ser la encarnación para Jesús: probablemente algo parecido a que tú o yo nos convirtiéramos en un ser bidimensional o en un insecto. Esto demuestra que el amor de Dios, al igual que todo lo demás sobre Él, es demasiado grande para medirlo.

"Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro" (Romanos 8:38-39).