¿Qué dice la Biblia?
La Biblia advierte fuertemente en contra de buscar una relación cercana con un incrédulo en el noviazgo o el matrimonio. El Antiguo Testamento revela la advertencia de Dios de no casarse con personas de otras naciones porque desviarían sus corazones tras dioses falsos. El apóstol Pablo también advirtió que una unión estrecha con un no creyente conlleva el riesgo de estar “unidos en yugo desigual” (2 Corintios 6:14) y de comprometer la moral piadosa (1 Corintios 15:33). Desde una perspectiva espiritual, las identidades de un creyente y un incrédulo son directamente opuestas y, por tanto, incompatibles. Mientras que los creyentes son hijos e hijas adoptivos de Dios y están llamados a sacrificar sus vidas por la causa de Cristo (Romanos 12:1-2; Colosenses 3:1-17), los incrédulos siguen siendo esclavos del pecado (Romanos 6:6-11) y están espiritualmente muertos (Efesios 2:1). Salir o casarse con un incrédulo puede parecer una buena solución a la soledad o a luchas similares en la vida de un creyente soltero; sin embargo, debemos priorizar la obediencia a Cristo sobre la comodidad a corto plazo. Seguir Su voluntad en cualquier circunstancia, especialmente cuando se trata de encontrar un compañero de vida, es de suma importancia. Debemos esperar lo que Él está realizando (Romanos 8:28) y confiar en que Sus bendiciones son mucho mejores que cualquier cosa que podamos imaginar (Efesios 3:20).