En general, la depresión es un estado de tristeza persistente en el que una persona pierde el interés y la energía para hacer cosas que antes disfrutaba. A las personas se les puede diagnosticar depresión clínica a medida que esta se vuelve más grave y duradera. La depresión puede ser causada por problemas físicos, eventos traumáticos, circunstancias difíciles, la culpa por el pecado y las mentiras de Satanás. La depresión tiende a alimentarse de sí misma tanto emocional como biológicamente, lo que dificulta escapar de ella. La depresión no es un pecado. Al contrario, Dios desea consolar a la persona deprimida, independientemente de lo que haya causado su estado. Sin embargo, si una persona se rinde a la depresión y permite que esta controle sus acciones, puede ser llevada a pecar. Cuando los cristianos se enfrentan a la depresión, lo primero que deben hacer es presentarla ante Dios. Esto significa ser honestos sobre la situación y permitir que Dios obre. Dejamos que Él vea nuestro corazón, sane nuestras heridas y perdone nuestros pecados. Lo buscamos en Su Palabra y a través de la oración. Dios es el verdadero remedio para la depresión. NOTA: CompellingTruth.org existe para proporcionar respuestas bíblicas a las diversas preguntas de la vida. Eso es todo. Ninguna página web o respuesta por correo electrónico debe interpretarse como asesoramiento, terapia, ni como consejo legal o profesional de otro tipo.
La confianza en Dios y el compromiso con una comunidad de fe son fundamentales para superar la depresión. Dios quiere sanar nuestras heridas. Cuando acudimos a Él con nuestros sentimientos y nuestra depresión, vemos Su cuidado mientras nos consuela y nos guía hacia la verdad. Dios es la fuente última del gozo. El gozo no es una emoción basada en las circunstancias, sino que está arraigado en la presencia del Espíritu Santo que vive dentro de nosotros. Es posible estar triste y, aun así, tener gozo. Los cristianos no pretendemos negar las difíciles realidades de vivir en un mundo caído y quebrantado, sino que afrontamos esas realidades conociendo la verdad de la victoria final de Dios y nuestra esperanza y seguridad en Cristo. Jesús mismo dijo: “Estas cosas les he hablado para que en Mí tengan paz. En el mundo tienen tribulación; pero confíen, Yo he vencido al mundo” (Juan 16:33). En cuanto a vivir en comunidad, ciertamente, un cristiano deprimido no tiene que compartir su historia con todo el mundo ni asistir a todos los eventos sociales, pero es importante mantenerse en contacto con unos pocos amigos de confianza y piadosos. También es importante cuidar bien la salud física por medio de una nutrición adecuada y ejercicio. Otros recursos para la depresión son útiles en el proceso de sanación. La consejería o, en algunos casos, la medicación han demostrado ser de gran ayuda en el manejo y la superación de la depresión. Por sí solas, estas cosas solo ponen una venda sobre la herida. Con Dios, se convierten en herramientas que Él utiliza para sostenernos y sanarnos. Para algunos, la depresión puede durar solo una temporada. Para otros, aunque la intensidad de la lucha variará, puede ser para toda la vida. Sea cual sea la situación, Dios puede ayudarnos a superarla. Lo importante es que quienes se enfrentan a la depresión luchen apoyándose en la fuerza de Dios, eligiendo confiar en Él y buscando vivir en la verdad de Su gozo y esperanza.