No, los seres humanos no se convierten en ángeles después de la muerte. La Biblia enseña que los humanos y los ángeles son creaciones distintas con roles y naturalezas diferentes. Después de la muerte, los seres humanos experimentan una separación de cuerpo y alma; el alma va a estar con Jesús o a un lugar de tormento, dependiendo de si esa persona confió o no en la muerte y resurrección de Jesús para el perdón de sus pecados. Al final de los tiempos, los creyentes recibirán cuerpos glorificados y vivirán en el paraíso, mientras que los incrédulos se enfrentarán al juicio, pero los humanos nunca se transforman en ángeles.
La Biblia no indica en ningún momento que los seres humanos se conviertan en ángeles después de la muerte. Al morir, el cuerpo y el alma de un ser humano se separan. El alma del creyente va a estar con Jesús (2 Corintios 5:6-8), y la del incrédulo va a un lugar de tormento (Lucas 16:22-23). Al final de los tiempos, los creyentes recibirán cuerpos nuevos y glorificados y pasarán la eternidad en el paraíso (1 Tesalonicenses 4:13-17; Apocalipsis 21:1). Los incrédulos serán juzgados y arrojados al lago de fuego (Apocalipsis 20:11-15). No se menciona que realicen ninguna labor como ángeles.
Dios creó a los seres humanos y a los ángeles para glorificarlo, pero de maneras diferentes. Ocasionalmente, nuestros caminos se cruzan mientras trabajamos juntos por el reino de Dios. En el cielo, glorificaremos a Dios junto con los ángeles, pero nunca nos convertiremos en ellos.