¿Qué significa buscar la justicia?

Buscar la justicia no significa convertirse en un santurrón o tratar de ser lo suficientemente bueno. Romanos 3:10-20 deja bien en claro que nadie es justo por sí mismo y que nadie puede ser justificado por la obediencia a la ley. Más bien, la verdadera justicia es tener una buena actitud hacia Dios. Sólo Él puede hacer que esto suceda para ti.

En 1 Juan 4:9-10 dice: "En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados". Dios inicia una relación con nosotros. Es Jesús quien pagó por nuestros pecados. Ya que lo hizo, aquellos que ponen su fe en Él son considerados sin culpa ante Dios en lo que respecta al juicio eterno. También somos hechos nuevos y se nos da el Espíritu Santo. El Espíritu Santo trabaja en nuestras vidas para santificarnos, que es hacernos justos en la práctica. A medida que crecemos en nuestra relación con Dios, nos parecemos más a Él. Es al vivir la realidad de nuestra salvación que buscamos la justicia (Filipenses 2:12-13).

Jesús les dijo a Sus discípulos: "El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ese es el que me ama..." (Juan 14:21). En Juan 15, Jesús también habla de permanecer en Su amor, guardando Sus mandamientos, y así dar fruto. El fruto de la justicia es una obra de Dios en nuestras vidas, pero también es algo que debemos buscar siguiendo los caminos de Dios (Gálatas 5:16-25).

Jesús también dijo: "Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados" (Mateo 5:6). Dios es fiel para hacernos justos (Efesios 1:3-14; Filipenses 1:6). Esto se logra mediante la santificación y, en última instancia, la glorificación.

El Nuevo Testamento relaciona estrechamente la justicia con la fe. Por ejemplo, Romanos 4:13 dice: "Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su descendencia la promesa de que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe".

Debemos tener cuidado de no confundir las cosas. Jesús nos ha justificado al poner nuestra fe en Él, no a través de nuestras propias obras (Efesios 2:8-10). Nuestra respuesta al ser hechos justos es actuar correctamente. No nos comportamos correctamente para ganar la salvación o una posición ante Dios. Más bien, buscamos la justicia gracias a nuestra nueva identidad en Cristo.



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