Una bendición es una breve declaración de parabienes, a menudo dada al final de un servicio de culto o de una carta bíblica. El término “bendición” proviene de las palabras latinas bene, que significa “bien”, y dicere, que significa “decir”; se refiere a las “buenas palabras” pronunciadas sobre alguien. En la Biblia, son bendiciones que Dios o Sus representantes dirigen a Su pueblo, expresando deseos de favor, protección y paz. Algunos ejemplos son la bendición sacerdotal de Números 6:24-26, varias bendiciones
Podemos aplicar la práctica bíblica de las bendiciones en nuestra vida cotidiana para edificar y animar a quienes nos rodean. Por ejemplo, podríamos empezar cada día pronunciando una bendición sobre nuestras familias, como “Que Dios los bendiga hoy con sabiduría, protección y alegría”. En nuestros lugares de trabajo, podemos concluir las reuniones con una breve palabra de aliento, como “Que nos guíe la gracia y la colaboración en todo lo que hacemos”. Al escribir correos electrónicos o mensajes, podríamos incluir una sencilla bendición, como “Te deseo paz y fortaleza”. Durante las reuniones comunitarias o los servicios religiosos, podemos terminar con una bendición para fomentar un sentimiento de unidad y fe, señalando al Señor y recordándonos que nos pertenecemos unos a otros en Cristo. Al verbalizar conscientemente las bendiciones, afirmamos y apoyamos a los demás, construyendo una comunidad más compasiva y conectada que refleja el amor y la gracia de Dios en las interacciones cotidianas.