¿Se requiere el bautismo para la salvación?

El bautismo es uno de los temas más controvertidos en la fe cristiana. ¿Se debería bautizar a los bebés o solo a quienes ya tengan la capacidad de ejercer fe? ¿El bautismo debe ser por inmersión o por aspersión? ¿Es el bautismo un acto simbólico de obediencia e identificación con la muerte y resurrección de Cristo o es un requisito sin el cual Dios no concederá la salvación? De todos estos debates, la pregunta más importante es: ¿se requiere el bautismo para la salvación?

Lo que dificulta esta pregunta es el hecho de que hay algunos versículos de las Escrituras que parecen indicar que el bautismo es necesario para la salvación (Marcos 16:16; Juan 3: 5; Hechos 2:38; 22:16; Gálatas 3:27; 1 Pedro 3:21). Sin embargo, hay muchas otras referencias bíblicas que establecen clara y explícitamente que la salvación se recibe por fe, sin ningún otro requisito (Juan 1:12; 3:16, 18, 36; Hechos 16:31; Efesios 2: 8-9). Además, en 1 Corintios 1: 14-17, el apóstol Pablo deja en claro que el bautismo no es un aspecto del evangelio. En el breve resumen del evangelio de Pablo en 1 Corintios 15: 1-8, ni siquiera se menciona el bautismo.

Agregar el bautismo o cualquier otra obra al evangelio es decir que la muerte de Jesús en la cruz no fue suficiente para asegurar nuestra salvación. Decir que debemos ser bautizados para ser salvos es decir que debemos agregar nuestras propias buenas obras y obediencia a la muerte de Cristo para que sea suficiente para la salvación. Solo la muerte de Jesús pagó por nuestros pecados (Romanos 5: 8; 2 Corintios 5:21). Si debemos hacer algo más allá de recibir por fe la salvación de Dios, eso hace que la salvación dependa de nuestras obras, en lugar de depender del sacrificio perfecto y completo de Jesucristo.

Aquellos que creen que el bautismo es necesario para la salvación se apresuran a argumentar que el bautismo no es una obra que gana la salvación, sino que es una obra que Dios requiere antes de otorgar la salvación. Sostienen que si bien el bautismo no nos hace dignos de salvación, es el acto que resulta en la salvación. En contraste, el mensaje bíblico es que la salvación ocurre en el momento de la fe genuina. La salvación se recibe solo por gracia, solo por la fe, solo en Cristo. Las buenas obras y la obediencia a la Palabra de Dios, incluido el bautismo, son resultados inevitables de la salvación, no requisitos para la salvación. Entonces, definir el bautismo como un tipo diferente de obra no cambia el hecho de que es una obra. El bautismo es algo en lo que debemos participar activamente. La salvación es un regalo que simplemente recibimos de las manos bondadosas y misericordiosas de Dios.

Sí, hay algunos versículos que parecen indicar el bautismo como un requisito necesario para la salvación. Sin embargo, las Escrituras no contradicen las Escrituras. Si la Biblia dice que la salvación se recibe por fe, sin ningún otro requisito (y lo dice muchas veces), entonces no hay nada más que se pueda agregar como requisito para la salvación sin hacer que la Palabra de Dios se contradiga a sí misma. Los versículos de la Biblia que vinculan claramente la salvación y el bautismo lo hacen porque el bautismo identifica la conversión; es la declaración de que la salvación ha ocurrido. La idea de un creyente no bautizado era anatema para los escritores del Nuevo Testamento. Si una persona afirmaba creer en Cristo, pero se avergonzaba de proclamar esa fe en público, sería una indicación de que la fe de la persona no era genuina.

El bautismo no es necesario para la salvación. El bautismo es un paso importante de obediencia que todo cristiano debe tomar. El bautismo es una declaración pública de fe en Cristo. El bautismo es una identificación de la vieja vida muriendo con Cristo y la nueva vida siendo resucitada como una nueva creación (2 Corintios 5:17). Entonces, aunque el bautismo es muy importante, no es un requisito para la salvación. Hacer del bautismo un requisito para la salvación es un ataque a la perfección y suficiencia de la provisión de salvación de Dios a través de Jesucristo.