La Batalla de Armagedón - ¿Qué es?

Del Antiguo Testamento

• El profeta Joel describió la Batalla de Armagedón de esta manera: “reuniré a todas las naciones, y las haré bajar al valle de Josafat. Y allí entraré en juicio con ellas a favor de Mi pueblo y Mi heredad, Israel, a quien ellas esparcieron entre las naciones, y repartieron Mi tierra... Proclamen esto entre las naciones: ‘¡Prepárense para la guerra! ¡Despierten a los valientes! ¡Que se acerquen y suban todos los hombres de guerra! Forjen espadas de sus rejas de arado y lanzas de sus podaderas; diga el débil: “Soy fuerte”. Apresúrense y vengan, naciones todas de alrededor, y reúnanse allí. Haz descender, oh Señor, a Tus valientes. Despiértense las naciones y suban al valle de Josafat, porque allí me sentaré a juzgar a todas las naciones de alrededor. Metan la hoz, que la cosecha está madura; vengan, pisen, que el lagar está lleno; las tinajas rebosan, porque grande es su maldad’” (Joel 3:2, 9-13).
• El foco de la Batalla de Armagedón será Jerusalén, lo que confirma el profeta Zacarías: “Porque Yo reuniré a todas las naciones en batalla contra Jerusalén; y la ciudad será tomada, las casas saqueadas y las mujeres violadas. La mitad de la ciudad irá al destierro, pero el resto del pueblo no será cortado de la ciudad. Entonces saldrá el Señor y peleará contra aquellas naciones, como cuando pelea en el día de la batalla” (Zacarías 14:2-3).

Del Nuevo Testamento

• El apóstol Juan, en el libro de Apocalipsis, describe un acontecimiento en el que todos los ejércitos del mundo vendrán contra Dios (Apocalipsis 16:12-16). La escena representada es parte de los juicios de la Gran Tribulación que se desatan sobre la tierra, juicios crecientes de Dios sobre un mundo incrédulo. La culminación de la ira de Dios es la reunión de todas las fuerzas del Anticristo, junto con los demás ejércitos restantes, en un lugar singular donde Dios los destruirá.
• La visión de Juan de este día comienza describiendo la desecación del río Éufrates, un río mencionado por primera vez en Génesis 2 que actuaba como frontera natural entre oriente y occidente. Lo que inicialmente sirvió para regar la cuna de la civilización se convertirá en su tumba al secarse, eliminando así una barrera y permitiendo la llegada de un ejército “del nacimiento del sol”. Dios prepara así una invasión masiva de Israel, dirigida directamente a la base de operaciones del Anticristo.
• El ejército oriental es incitado a actuar junto con otras legiones militares de todo el mundo por tres espíritus demoníacos que proceden del Anticristo, su falso profeta y el propio Satanás. Todos los ejércitos del mundo son convencidos de converger sobre Israel a partir de las señales realizadas por la trinidad satánica, con el verdadero propósito subyacente de luchar contra Dios mismo: “Entonces vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos reunidos para hacer guerra contra Aquel que iba montado en el caballo y contra Su ejército” (Apocalipsis 19:19).
• El lugar real de esta batalla de corta duración se describe en las Escrituras como “Har-Magedón” (Apocalipsis 16:16), que literalmente significa “Monte de Meguido”. En realidad, no hay ninguna montaña con ese nombre, pero “Har” puede referirse a la región montañosa. Siendo este el caso, es probable que sea una referencia a la región montañosa que rodea la llanura de Meguido, que está a unas sesenta millas al norte de Jerusalén, y el lugar descrito por Napoleón como el campo de batalla perfecto para todos los ejércitos del mundo.
• En este lugar, todos los combatientes mundanos se encontrarán de frente con Dios Todopoderoso en la segunda venida de Cristo a la tierra y serán destruidos: “Ellos pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque Él es Señor de señores y Rey de reyes, y los que están con Él son llamados, escogidos y fieles” (Apocalipsis 17:14).
• El final de Apocalipsis 19 describe la perdición del Anticristo y de todos los ejércitos que están con él de esta manera: “Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que hacía señales en su presencia, con las cuales engañaba a los que habían recibido la marca de la bestia y a los que adoraban su imagen. Los dos fueron arrojados vivos al lago de fuego que arde con azufre. Los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca de Aquel que montaba el caballo, y todas las aves se saciaron de sus carnes” (Apocalipsis 19:20-21).

Implicaciones para hoy

La calamidad descrita en Apocalipsis 16, en particular la Batalla de Armagedón, espera a todos los que rechazan a Cristo, mientras que los que Lo reciben como Salvador y Señor tienen un futuro muy diferente. David capta este contraste en el Salmo 2:12: “Honren al Hijo para que no se enoje y perezcan en el camino, pues puede inflamarse de repente Su ira. ¡Cuán bienaventurados son todos los que en Él se refugian!”. Rechazar a Jesús resulta en experimentar la ira de Dios, mientras que los que se refugian en Cristo son bendecidos con Su protección, paz y seguridad eterna. Esto presenta una dura elección entre enfrentar la ira de Dios o abrazar el refugio y las bendiciones que se encuentran en Cristo. La urgencia de esta decisión no puede ser subestimada, ya que determina el destino eterno de todos.