El argumento teleológico es un argumento filosófico que apoya la existencia de un creador basándose en la complejidad y el diseño del mundo natural. Este argumento es sencillo de comprender, en parte porque los seres humanos somos diseñadores por naturaleza, por lo que es natural pensar en términos de que las cosas tienen un propósito. Además, es coherente con las Escrituras, ya que la existencia de Dios ha quedado clara para todos en las cosas que han sido hechas (por ejemplo, Salmo 19:1; Romanos 1:18-20). El argumento puede enunciarse de la siguiente manera:
Detrás de todo diseño complejo hay un diseñador.
El universo tiene un diseño complejo.
Por lo tanto, el universo tiene un diseñador.
La analogía del relojero ayuda a comprender este argumento: si encontráramos un reloj en un campo vacío, llegaríamos lógicamente a la conclusión de que fue diseñado y no que es el producto de una formación aleatoria. Del mismo modo, cuando observamos la vida y el universo, es natural concluir que hay un diseñador, ya que observamos la perfección con que funcionan.
El moderno movimiento del Diseño Inteligente (DI) ha revigorizado los argumentos teleológicos con ideas de la cosmología y la biología molecular contemporáneas, al tiempo que ha puesto de manifiesto graves deficiencias en las explicaciones naturalistas darwinistas. A escala microscópica, la evolución no puede explicar la complejidad irreductible observada en el transporte de proteínas, la coagulación de la sangre, el flagelo bacteriano y la fotosíntesis. El DI afirma que son necesarias causas inteligentes para explicar las estructuras complejas y ricas en información de la biología, y que estas causas son empíricamente detectables. Libros recientes sobre el DI aportan pruebas científicas de que el diseñador inteligente del universo es el Dios teísta de la Biblia. El argumento del ajuste fino del diseño sugiere que ciertas constantes del cosmos físico están finamente equilibradas para sustentar la vida, y si estas fueran ligeramente diferentes, la vida tal como la conocemos no existiría. Algunos ejemplos son la fuerza gravitatoria, la fuerza electromagnética, la constante cosmológica, la velocidad de la luz y la masa planetaria adecuada en una órbita favorable alrededor de una estrella estable. En efecto, vivimos en un planeta privilegiado. Fue el argumento del diseño lo que convenció a Antony Flew —quien solía ser el mayor filósofo y portavoz del ateísmo— de abandonar su ateísmo y abrazar el concepto de un Creador. Al exponer su postura al respecto, Flew se limitó a decir: “Creo que los orígenes de las leyes de la naturaleza y de la vida y el Universo apuntan claramente a una Fuente inteligente. La carga de la prueba recae en quienes argumentan lo contrario”.
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