La Biblia no identifica explícitamente a un ser conocido como el “ángel de la muerte”. Los pasajes que a veces se citan para apoyar este concepto, como Éxodo 12:29 y 2 Samuel 24:16, en realidad destacan que es el Señor mismo quien lleva a cabo el juicio. En estas escrituras, los ángeles actúan como instrumentos de la voluntad de Dios, no como agentes independientes con un papel específico. Del mismo modo, el Nuevo Testamento no presenta a un ángel de la muerte, sino que menciona a ángeles que ejecutan el juicio de Dios como parte de Su plan soberano. Esto nos anima a confiar en el control de Dios sobre la vida y la muerte, encontrando consuelo en Su justicia y propósito, en lugar de temer a una entidad separada.
Es importante reconocer que la Biblia no identifica específicamente a un ángel de la muerte. Más bien, las Escrituras demuestran que, cuando se producen juicios, se llevan a cabo de acuerdo con la voluntad soberana de Dios. Esta comprensión refuerza que, aunque los ángeles pueden ejecutar las órdenes de Dios, lo hacen como instrumentos de Su voluntad. En nuestra vida cotidiana, esta idea nos anima a abordar el tema de la vida y la muerte centrándonos en la soberanía de Dios, en lugar de atribuir tales acontecimientos a un ser sobrenatural diferente. Nos invita a afrontar los retos y las pérdidas confiando en el control y el propósito de Dios. En lugar de temer a un “ángel de la muerte”, podemos encontrar consuelo en la seguridad de que nuestras vidas están en manos de un Dios amoroso y justo que hace todas las cosas según Su plan divino. Esta perspectiva nos ayuda a navegar por nuestros miedos con fe, sabiendo que las intenciones de Dios son siempre para nuestro bien, incluso ante las circunstancias más difíciles.