El abuso verbal es el uso de palabras para menospreciar, intimidar o controlar a alguien, causando daño emocional y socavando su sentido de autoestima. Se manifiesta en acciones como el menosprecio constante, la reprimenda sistemática, la desvalorización, la minimización, las amenazas, la difusión de rumores, las discusiones a gritos y la falta de reconocimiento del otro en los intercambios verbales (el uso del silencio con la intención de crear en el otro una sensación de inexistencia). No se trata de sucesos puntuales u ocasionales, sino de un patrón de comportamiento constante.
Las víctimas pueden empezar a creer las críticas y a dudar de su propio valor. Pueden vivir con temor a las amenazas o empezar a comportarse de formas que no desean para obtener aprobación o evitar comentarios negativos. Las palabras se convierten en armas o herramientas de control. El abuso verbal no es bíblico y es un pecado grave. La Biblia nos advierte que las palabras que decimos son importantes para Dios. Somos responsables de cómo nuestra forma de hablar lo refleja a Él y a nuestro corazón, así como de la manera en que influye en los demás.
Si te encuentras en una situación de maltrato verbal, comunícaselo a alguien. Es posible que las autoridades no puedan ayudarte, pero tus amigos, el personal de la iglesia o un centro de acogida pueden proporcionarte la ayuda que necesitas. Si el abuso verbal se ha convertido en abuso físico o sexual, informa a las autoridades competentes. En Estados Unidos, la Línea Nacional de Violencia Doméstica (National Domestic Violence Hotline) puede ayudar con información y recursos. Su número es 1-800-799-7233. También puedes encontrarla en línea en http://www.thehotline.org/. (NOTA: Ten en cuenta que el uso de la computadora puede ser monitoreado, así que si no es seguro para ti visitar el sitio web, por favor no lo hagas). Cuando hay violencia doméstica, la seguridad es el primer paso. Considera que los niños que presencian cualquier tipo de abuso, incluso si no son el objetivo, experimentan el trauma de la situación y también necesitarán apoyo.
¿Cómo puede una persona recuperarse del maltrato verbal? A menudo, la clave está en sustituir los mensajes del abuso por la verdad de la Palabra de Dios. Dependiendo de la gravedad, esto puede requerir la ayuda de un consejero profesional o puede hacerse en gran parte entre la persona y Dios. Estar en comunidad con otros que afirman la verdad de la Palabra de Dios será de gran ayuda. El proceso de sanación probablemente estará cargado de emociones, incluyendo muchas que son incómodas, particularmente al principio. La persona abusada puede incluso cuestionar la bondad de Dios. Sentir ira o traición es aceptable, e incluso necesario. Llevar estas emociones a Dios, poner el dolor a Sus pies y pedirle que revele la verdad traerá finalmente la sanación.
Eventualmente, la persona abusada necesitará llegar a un punto de perdón hacia el abusador, pero esto será un proceso gradual permitido por el Espíritu Santo. Descansar en la verdad de Dios —Su amor, Su redención, lo que Él dice que somos en Él, Su soberanía, etc.— será de vital importancia.
¿Hay esperanza para aquellos que han abusado verbalmente de otros? Sí. Dios es capaz y está dispuesto a perdonar. Él es capaz de cambiar los corazones. Su verdad es tan válida para los que han abusado como para los que han sido abusados. Algunos pueden abusar de otros porque no han reconocido su propia necesidad de Dios. Otros pueden convertirse en abusadores porque ellos mismos han sido abusados. Sea cual sea el motivo, Dios puede revelar la verdad, extender el perdón, producir la sanación necesaria y provocar el cambio.
El abuso verbal es grave y constituye una ofensa a Dios. Cualquier forma de abuso niega la dignidad de las personas hechas a Su imagen. Dios no se desentiende de Sus víctimas. Salmo 34:18 asegura: “El SEÑOR está cerca de los quebrantados de corazón, Y salva a los abatidos de espíritu”.