¿Qué es el Viernes Santo?

El Viernes Santo es el viernes anterior al Domingo de Pascua, y se celebra tradicionalmente como el día en que Jesús murió en la cruz. Aunque no sabemos con certeza que el viernes fue el día en que crucificaron a Jesús (hay muchos argumentos de que también podría haber sido un jueves o incluso un miércoles), este día fue elegido como un recuerdo del sacrificio de Cristo por nosotros.

Los católicos y protestantes de manera transversal en sus denominaciones suelen observar el día con solemnes servicios que consisten en himnos, lecturas de las Escrituras, oración y en general se comparte la historia de la muerte de Cristo en la cruz. Algunas familias optan por tener un servicio tranquilo de conmemoración en casa. Dios no nos exige que celebremos el Viernes Santo, pero puede ser una experiencia enriquecedora espiritualmente si recordamos el dolor que Jesús sufrió antes y durante Su crucifixión. También puede ser una preparación para el gozo que se produce cuando celebramos la Pascua, el día de la resurrección de Jesús, el domingo.

Si el Viernes Santo es una ocasión tan solemne, ¿por qué lo llamamos "santo"? Aunque técnicamente no hubo nada bueno en el hecho de que Jesús sufriera y muriera cruentamente por nosotros, ¡ciertamente el resultado lo es! Fue el día en que Jesús se convirtió en el Cordero perfecto y sacrificado que derramó Su sangre para la remisión de nuestros pecados (Romanos 5: 8; 6:23; 1 Pedro 3:18). Este fue el mayor acto de amor conocido por el hombre: Dios Padre envió a su Hijo, Jesús, a morir en nuestro lugar. Y debido a la resurrección del domingo por la mañana de Jesús, aquellos que confían en Él creen en un Salvador vivo que un día volverá por los suyos (Juan 14: 1–3).

Incluso si decidimos no celebrar el Viernes Santo, siempre deberíamos tener la muerte y resurrección de Jesús en nuestras mentes y corazones. Podemos conmemorar esto durante todo el año con oraciones de acción de gracias y celebrando la Cena del Señor, que Jesús ordenó a sus seguidores que hicieran para "proclama[r] la muerte del Señor hasta que él venga" (1 Corintios 11:26).