¿Qué significa 'ser fructífero y multiplicarse' en Génesis?
Después de que Dios creó los animales en el sexto día, se dispuso a hacer una obra aún mayor. Dios hizo al hombre a su propia imagen del polvo de la tierra. Génesis 1:27 nos dice: "Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó". Entonces "los bendijo con estas palabras: ‘Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar y a las aves del cielo, y a todos los reptiles que se arrastran por el suelo'"(Génesis 1:28). El mandato de Dios para Adán y Eva de ser fructíferos y multiplicarse significaba simplemente que debían tener hijos. No podrían cumplir el resto del plan de Dios para ellos: llenar la tierra, someterla y tener dominio sobre ella, si primero no tenían ayuda. Después del diluvio, "Dios bendijo a Noé y a sus hijos con estas palabras: Sean fecundos, multiplíquense y llenen la tierra." (Génesis 9: 1). Es importante tener en cuenta que estos no fueron solo mandatos dados a los responsables de poblar la tierra, sino bendiciones. Y esta bendición todavía está vigente para la humanidad hoy. Hay muchas implicancias con respecto a la bendición de Dios de ser fructífero y de multiplicarse. Primero vemos que parte del propósito del matrimonio es tener hijos. Dios diseñó el matrimonio como una imagen de Cristo y la iglesia (Efesios 5: 21–33) para que se viva íntimamente ante los hijos para que puedan comenzar a comprender el carácter de Dios. La familia también brinda la experiencia única de discipular a una persona desde su nacimiento. Los padres tienen la oportunidad de vivir el evangelio para sus hijos de una manera que influirá en sus hijos más que cualquier otra persona en sus vidas.
Si bien este es uno de los muchos propósitos para el matrimonio, no significa que las parejas que no tienen hijos estén viviendo en pecado. Las parejas que luchan contra la infertilidad no están rompiendo el mandato de Dios sobre sus vidas. Incluso las parejas que pueden tener hijos y no lo están haciendo, no están necesariamente pecando. Sin embargo, las parejas casadas que pueden tener hijos deben orar seriamente respecto al tener hijos, sabiendo que la Biblia llama a los niños una bendición (Salmo 127: 3–5).
Del mismo modo, el mandato de Dios de ser fructífero y multiplicarse no significa que sea la voluntad de Dios que cada persona se case. Jesús y Pablo dicen que en algunos casos es mejor poder vivir una vida de celibato, pero que no todos pueden o son llamados a vivir una vida de celibato, "solo aquellos a quienes se les ha concedido entenderlo." (Mateo 19: 11; 1 Corintios 7). Quizás el argumento más claro de que la bendición y el mandato de Dios para Adán, Eva, Noé y la familia de Noé no es un mandato general para que cada persona se case y tenga hijos es Jesús mismo. Vivió una vida perfecta y sin pecado, sin embargo, Jesús nunca se casó ni tuvo hijos.
Otra implicación de este versículo es la bendición de ser fructíferos. En toda la Biblia, la fecundidad es una metáfora de las bendiciones que provienen de la vida justa. El fruto principal de la vida a la que se hace referencia aquí es tener hijos. Si bien esta es la referencia principal de la fecundidad en el mandato de Dios como se da en Génesis, no excluye otras formas de ser fructíferos. La voluntad de Dios es que nuestras vidas den buenos frutos en todas las áreas (Gálatas 5: 22–23). Considere también que podemos ser espiritualmente fructíferos y multiplicarnos cuando obedecemos los mandamientos de Dios de "hacer discípulos de todas las naciones" (Mateo 28:19).
El diseño de Dios para la humanidad en su conjunto es tener hijos y llenar la tierra. Le dio a la gente el regalo de tener hijos porque sabía que serían una alegría y un legado. Al ser creado a su imagen, nos ha bendecido con la capacidad de construir y crear, de guiar y dirigir, y su deseo es que usemos estas habilidades para someter a la creación y administrarla. La bendición de Dios sobre Adán y Eva, y más tarde sobre Noé y su familia, se convirtió en la base de nuestro estilo de vida y nuestro sustento.
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