¿Qué son los salmos de lamentación?

Un lamento es "una expresión intensa de pena o dolor". Los lamentos pueden referirse a pecados de la sociedad, problemas sociales, penas personales, culpas personales, etc. En toda la Biblia hay poemas e himnos de lamento. Este tema es más frecuente en el libro de los Salmos, donde aproximadamente un tercio de los salmos son lamentos. Los lamentos son, en primer lugar, una expresión de dolor o descripción de algún tipo de circunstancia atroz y, en segundo lugar, una súplica de ayuda al Señor. Por lo general, los lamentos culminan con una expresión de esperanza en el Señor para arreglar la situación.

Algunos lamentos se conocen como lamentos comunitarios. Estos lamentos generalmente son de desesperación por los pecados de la humanidad y el aparente éxito de los pecadores. Por ejemplo, el Salmo 94:3-6 dice: "¿Hasta cuándo los impíos, hasta cuándo, oh Señor, se gozarán los impíos? ¿Hasta cuándo pronunciarán, hablarán cosas duras, y se vanagloriarán todos los que hacen iniquidad? A tu pueblo, oh Señor, quebrantan, y a tu heredad afligen. A la viuda y al extranjero matan, y a los huérfanos quitan la vida". Los malvados oprimen a los débiles. El salmista se desespera ante este hecho, deseando que termine. El final de este salmo refleja una decisión consciente del salmista de poner su esperanza en Dios como lugar de refugio y garantía de justicia para los malvados en el futuro: "Mas el Señor me ha sido por refugio, y mi Dios por roca de mi confianza. Y él hará volver sobre ellos su iniquidad, los destruirá en su propia maldad; los destruirá el Señor nuestro Dios" (Salmo 94:22-23). Los lamentos comunitarios nos recuerdan que el pecado no prevalecerá y ponen la confianza en Dios como esperanza de justicia última dentro de la sociedad.

También hay lamentos conocidos como lamentos personales. Estos lamentos reflejan la pena y el dolor personales debidos a dificultades individuales, pecado, culpa o pérdida. Son una búsqueda del Señor en los momentos en que Él se siente más distante. Muchas veces, en los Salmos, David, perseguido por sus enemigos que desean matarlo, clama a un Dios aparentemente ausente. Por ejemplo, el Salmo 55:2-5 dice: "Está atento, y respóndeme; clamo en mi oración, y me conmuevo, a causa de la voz del enemigo, por la opresión del impío; porque sobre mí echaron iniquidad, y con furor me persiguen. Mi corazón está dolorido dentro de mí, y terrores de muerte sobre mí han caído. Temor y temblor vinieron sobre mí, y terror me ha cubierto" (Salmo 55:2-5). Hay un tema en todos los lamentos personales de sentirse olvidado y abandonado por Dios: "¿Hasta cuándo, Señor? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí? ¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma, con tristezas en mi corazón cada día? ¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí?". (Salmo 13:1-2). Una vez más, al igual que en los lamentos comunitarios, los lamentos personales cambian generalmente de enfoque, pasando de la aflicción, el temor y la queja a la acción de gracias al Señor por Su fidelidad y bondad en medio de las dificultades. El salmista vuelve a confiar en Dios cada vez que cae en el miedo y la desesperación: "¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío" (Salmo 42:11; ver también Salmo 55).

Todos experimentamos oposición, dificultades y miedo en nuestras vidas. Los salmos de lamentación son una expresión refrescante y cruda de nuestras emociones. Nos muestran que podemos ser totalmente abiertos y sinceros con Dios sobre nuestras frustraciones, incluso en los momentos más difíciles, cuando parece que está lejos. Y en el otro extremo del espectro, nos muestran que la mejor manera de procesar nuestras luchas y penas es expresándolas a Dios, alabándole mientras las sufrimos, y volviendo nuestra atención a un lugar de total confianza en el Señor y en Su poder para arreglar todo.