¿Cuál es la importancia del Arca del Pacto?

En Génesis, Dios hizo que Noé creara un arca, un lugar sagrado para algunas de las cosas que Dios había puesto a cargo del hombre, es decir, los animales. En Éxodo, Dios le dio a Moisés instrucciones para una clase diferente de arca. Una caja ornamentada que iba a contener parte de la ley que Dios había dado a los israelitas para que se encargaran de ella: los Diez Mandamientos. También era un indicador del lugar donde la presencia de Dios reposaría y donde Dios hablaría con Su pueblo.

El Arca del Pacto era un símbolo religioso diferente al que estaban acostumbrados los israelitas. No era una estatua que representaba la manifestación física de un dios. No era un recipiente que contenía a Dios, era algo que había que respetar, pero no adorar. Por el contrario, era un lugar donde Dios y el hombre podían encontrarse. Tanto de forma literal, puesto que Dios se situaba sobre el Arca cuando los sacerdotes se acercaban a ella, como en sentido figurado, a través de la ley que se guardaba en su interior. Esa ley eran las tablas de piedra en las que se habían escrito los Diez Mandamientos (Deuteronomio 10:2). Estos mandamientos eran la clave del pacto por el que se nombró el Arca. Si Israel obedecía los Diez Mandamientos que representaban el resto de la Ley que Dios entregó a Moisés, Dios estaría siempre ante ellos.

En Éxodo 16:32-33, Moisés le dijo a su hermano Aarón que tomara una vasija de maná y la colocara delante del Arca para recordar cómo Dios proveía a los israelitas. En Números 17:1-11, como una manera de validar la elección de Aarón como Sumo Sacerdote, Dios hizo que en la vara de Aarón crecieran brotes, flores y almendras. Luego Dios le dijo a Moisés que pusiera la vara de Aarón "delante del testimonio". Hebreos 9:4 es un poco confuso. Aparentemente dice que el maná y la vara estaban dentro del Arca. Sin embargo, si se mira más de cerca, es posible que el pasaje diga que el maná y la vara estaban dentro del Lugar Santísimo (versículo 3), algo que confirma 1 Reyes 8:9. Hay algunas otras posibilidades para compaginar estos versículos, que se analizan en nuestro artículo "¿Qué había dentro del Arca del Pacto?"

El Arca del Pacto era básicamente una caja con una tapa adornada. Estaba hecha de madera de acacia, recubierta de oro. Cuatro anillos de oro fundido se sujetaban a las bases. Unas largas varas se ajustaban a los anillos para que los sacerdotes pudieran llevar la caja -el único método de transporte autorizado (1 Crónicas 13:7-10). (Por supuesto, el oro puro no podría haber soportado el peso del arca, pero si las técnicas de refinado eran más rudimentarias, el oro no habría sido tan puro).

La tapa se llamaba "propiciatorio". Sobre la tapa había dos querubines de oro, uno frente al otro, con las alas extendidas hacia arriba y cubriendo el asiento. Cuando Dios hablaba con el sacerdote, Su presencia permanecía sobre el asiento, entre los querubines. Es posible que Dios utilizara las alas para evitar que el sacerdote viera Su gloria (ver Ezequiel 1).

Moisés hizo construir el Arca del Pacto mientras los israelitas aún andaban por el desierto. Cuando los sacerdotes no la llevaban, se guardaba en el Lugar Santísimo del Tabernáculo. Después de que Salomón construyera el templo, se trasladó allí. Salvo las visitas ocasionales a los filisteos (1 Samuel 4:3-11), a la casa de Obed-edom el geteo (2 Samuel 6:1-11) y al ejército israelita (2 Samuel 11:11), el Arca normalmente permanecía en el templo. Con el tiempo desapareció y, cuando los babilonios llevaron a los judíos al cautiverio, se perdió el registro de su ubicación. El apóstol Juan escribió en Apocalipsis 11:19 que vio el Arca en el templo del cielo.

Hasta el día de hoy no sabemos dónde está el Arca, aunque hay rumores. En Segunda de Macabeos 2:4-10 se dice que Jeremías escondió el Arca en una cueva. La Iglesia Ortodoxa Etíope afirma tener el Arca en un tesoro que guardan tras puertas cerradas. También hay leyendas de que la tienen los Caballeros Templarios o los masones, pero ninguna de estas historias es probable. Tampoco que Indiana Jones la encontrara en Tanis, Egipto, y la llevara a Estados Unidos donde el gobierno la guardó en un almacén.

Jeremías 3:15-18 habla de un tiempo en el que el Arca ya no se necesitará ni se echará de menos. En ese momento, los judíos seguirán libre y completamente a Dios. Jerusalén misma será el trono de Dios. Ya no tendremos que escondernos de la presencia de Dios detrás de alas de ángeles, reales o de oro.