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El término "Pseudepígrafos" proviene de palabras griegas que significan escritos falsos (pseudo=falso y epigraphe=inscribir) y se refiere a los escritos que intentan crear Escrituras bajo nombres falsos. En los estudios académicos, los pseudoepígrafos se refieren tanto a los apócrifos del Antiguo Testamento como a los escritos que pretenden formar parte del Nuevo Testamento y que abarcan el periodo de tiempo comprendido entre el año 300 a.C. y el 300 d.C.
Los pseudoepígrafos del Antiguo Testamento incluyen los libros apócrifos y deuterocanónicos. Los Apócrifos católicos incluyen:
Tobías
Judit
Adiciones a Ester
Sabiduría de Salomón
Eclesiástico
Baruc
Carta de Jeremías
Cantar de los Tres Niños
Historia de Susana
Bel y el Dragón
1 Macabeos
2 Macabeos
Los Pseudoepígrafos relacionados con el Antiguo Testamento no incluidos en los Apócrifos son
3 Macabeos
4 Macabeos
La Asunción de Moisés
1 Enoc
2 Enoc
Libro de los Jubileos
Apocalipsis Griego de Baruc (3 Baruc)
Carta de Aristeas
Vida de Adán y Eva
Martirio y Ascensión de Isaías
Salmos de Salomón
Oráculos Sibilinos
Apocalipsis Siríaco de Baruc (2 Baruc)
Testamentos de los Doce Patriarcas
Los Pseudoepígrafos del Nuevo Testamento incluyen numerosas obras, desde la Didaché en algunas listas (incluida entre los escritos de los padres de la Iglesia) hasta el Evangelio Secreto de Marcos (una obra muy posterior). (Se puede encontrar una amplia lista de estos escritos en http://www.pseudepigrapha.com).
La calidad de los escritos incluidos en los Pseudoepígrafos varía mucho de unos a otros. Por ejemplo, la Didaché incluye muchos elementos históricos valiosos del cristianismo primitivo, mientras que el Evangelio de Tomás no tiene ninguna relación con el Tomás bíblico y fue escrito por un autor gnóstico en Egipto.
El apóstol Pablo tuvo que lidiar con falsos escritos o Pseudepígrafos incluso en su época. En 2 Tesalonicenses 2:2 lo vemos preocupado por una "carta como si fuera nuestra". En otros lugares, Pablo decía: "La salutación es de mi propia mano, de Pablo, que es el signo en toda carta mía; así escribo" (2 Tesalonicenses 3:17; también 1 Corintios 16:21; Gálatas 6:11; y Colosenses 4:18).
Los pseudoepígrafos pueden tener valor histórico, pero no se consideran Escrituras, ya que carecían de la afirmación de los primeros líderes judíos y de la Iglesia primitiva, a menudo incluyen errores, se presentan como obras de autores distintos del verdadero autor, o llegaron en una fecha muy posterior a los hechos reales. Esto contrasta con los libros bíblicos, considerados las mismas palabras de Dios y útiles para la vida y la enseñanza (2 Timoteo 3:16-17).