¿Consideraron los autores del Nuevo Testamento que sus escritos eran Escrituras inspiradas?

Hay un par de indicios en el Nuevo Testamento que apuntan a que los escritores sabían que su obra era inspirada y la consideraban como Escritura sagrada. Sin embargo, no hay nada definitivo que pruebe que los escritores del Nuevo Testamento sabían o creían de manera concluyente que estaban escribiendo las Sagradas Escrituras.

Pedro escribe: "Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito, casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición" (2 Pedro 3:15-16). Pedro, al parecer, consideraba los escritos de Pablo como Escrituras.

Y Pablo, escribiendo a Timoteo, relaciona las Escrituras conocidas del Antiguo Testamento con escritos mucho más contemporáneos de Lucas, dándole a éste la misma categoría. Pablo escribe: "Pues la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla; y: Digno es el obrero de su salario" (1 Timoteo 5:18). Pablo cita primero Deuteronomio 25:4, y luego cita Lucas 10:7.

De estos versículos, y del contexto de la totalidad de los escritos, además del cuidado y la importancia con que los primeros líderes compartieron y honraron los escritos que se convirtieron en el Nuevo Testamento, podemos concluir que los escritores muy bien podrían haber sabido que estaban escribiendo Escrituras, aunque no podemos probarlo.

Independientemente de que Pablo se diera cuenta o no, sabemos que tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento se ajustan a la descripción de 2 Timoteo 3:16-17: "Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra".