¿Cuál es la importancia del monte Ebal en la Biblia?

El monte Ebal es uno de los dos montes gemelos de la orilla occidental del río Jordán, en el centro de Israel. El otro monte gemelo es el monte Gerizim. Con el monte Ebal al norte y el monte Gerizim al sur, forman entre ambos el valle de Siquem. Siquem (la actual Naplusa) desempeñó un papel importante a lo largo de la historia de Israel. Abraham construyó allí un altar a Dios (Génesis 12:6-7), Jacob no sólo construyó allí otro altar (Génesis 33:18-20), sino que también cavó un pozo (Juan 4:6, 12), y los huesos de José se enterraron allí (Josué 24:32).

Dios instruyó a los israelitas para que, al entrar en la Tierra Prometida de Canaán, escribieran la ley de Moisés en piedras que levantarían en el monte Ebal, construyeran allí un altar y ofrecieran allí holocaustos y ofrendas de paz con regocijo (Deuteronomio 27:2-8). Debían pronunciar las bendiciones por la obediencia a la ley en el monte Gerizim y las maldiciones por la desobediencia a la ley en el monte Ebal mientras los israelitas, divididos en dos grupos, respondían "Amén" a cada bendición o maldición (Deuteronomio 11:29; 27:9-26). Después de las batallas de Jericó y Hai, Josué y los israelitas obedecieron fielmente estos mandamientos, tal y como se registra en Josué 8:30-35. "No hubo palabra alguna de todo cuanto mandó Moisés, que Josué no hiciese leer delante de toda la congregación de Israel, y de las mujeres, de los niños, y de los extranjeros que moraban entre ellos" (Josué 8:35).

El monte Ebal es la montaña más alta de la región, con una altitud de más de 938 metros sobre el nivel del mar, unos 61 metros más que el monte Gerizim. Está compuesto principalmente de piedra caliza, lo que da lugar a escarpadas formaciones superficiales y a numerosas cavernas y cuevas. Además, las nubes suelen descargar sus precipitaciones en la cara norte del monte Ebal, haciéndolo rocoso y estéril en el lado que da al valle de Siquem. El monte Gerizim, por el contrario, es frondoso y fértil en el valle de Siquem, ya que el agua corre por su ladera y da vida al valle. Así pues, estas montañas proporcionaban un contraste visual a los israelitas cuando oían pronunciar las bendiciones y las maldiciones, viendo cómo la obediencia a la ley de Dios podía traer abundancia a sus vidas, mientras que la desobediencia conduciría a una vida vacía, estéril y carente de cosas buenas.

Por otra parte, el valle servía de anfiteatro natural que amplificaba las voces de los sacerdotes pronunciando las bendiciones y maldiciones y las voces de los israelitas respondiendo a cada una de ellas. De esta manera, toda la nación podía participar en la renovación del pacto mosaico, ya que cada persona escuchaba cada una de las declaraciones y expresaba su acuerdo diciendo "amén".

El significado histórico, el contraste visual y la amplificación acústica hicieron de estas dos montañas y del valle entre ellas un lugar poderoso para que Israel renovara su compromiso con el Señor y Su ley antes de entrar en la Tierra Prometida tal y como Dios había ordenado.