¿Por qué hay tanta enemistad entre judíos y árabes / musulmanes?
Para empezar, es importante tener en cuenta que no todos los árabes son musulmanes y que no todos los musulmanes o judíos se odian entre sí. Pero en general, existe una larga rivalidad entre judíos y árabes. Las razones de esta situación son complicadas y se remontan a los tiempos bíblicos. Tanto los judíos como los musulmanes consideran a Abraham como el fundador de su religión, aunque a través de diferentes hijos de Abraham. Los judíos reclaman una herencia a través del hijo de Abraham, Isaac, nacido de su esposa Sara. Los musulmanes reclaman una historia a través del hijo de Abraham, Ismael, nacido de la sierva de Sara, Agar. En un momento dado, Sara trató a Agar de manera muy cruel, y ella huyó al desierto. Durante ese tiempo, un ángel se le apareció a Agar y le profetizó que su hijo Ismael "viviría en conflicto con todos sus hermanos" (Génesis 16: 12 - NVI).
Otra razón más actual para la hostilidad entre el pueblo judío y el musulmán tiene que ver con la tierra llamada Israel o Palestina. Después de la Segunda Guerra Mundial, a Israel se le dio una parte de la tierra de Palestina para que fuera la actual nación de Israel. Muchos musulmanes se rebelaron contra este cambio. La lucha por Jerusalén, considerada la ciudad más sagrada para los judíos y la tercera más sagrada para los musulmanes, ha sido muy dura. Hoy en día, una mezquita islámica se encuentra en el lugar histórico del templo judío y es el principal punto de conflicto.
Otras causas aumentan la tensión entre judíos y musulmanes. Por ejemplo, Israel es el primer gobierno democrático del Medio Oriente, rodeado de países que se rigen por la Sharia o ley islámica. Además, problemas sociales como la guerra y el hambre, el desarrollo nuclear y el control del petróleo y el gas natural han provocado dificultades. Otra preocupación común es la impresión que tienen muchos musulmanes árabes de que Israel es amigo de los países occidentales, que no son bien vistos en el mundo islámico. Por último, las fuerzas armadas de algunos países árabes han usado la violencia contra los judíos, lo que ha provocado respuestas militares por parte de Israel.
La Biblia llama a los cristianos a vivir como pacificadores (Mateo 5:9), y debemos orar por la paz de Jerusalén (Salmo 122:6). Además, los cristianos debemos hacer discípulos entre las personas de todo el mundo (Mateo 28:18-20), sin importar su origen. En Cristo, las diferencias étnicas y culturales no tienen importancia (Gálatas 3:28). Que el Señor traiga una verdadera y duradera paz a la Ciudad de David.
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